Boletín UNAM-DGCS-153
LA CIENCIA CONTRIBUYE A
FORMAR UNA IMAGEN NEGATIVA DEL INDÍGENA EN LA SOCIEDAD
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Se observa el largo
proceso de destrucción de las culturas indígenas: Roger Bartra
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Fue presentado el
número 60-61 de la revista “Ciencias”
La ciencia contribuye a formar una imagen negativa del
indígena en la sociedad, afirmó Roger Bartra, del Instituto de Investigaciones
Sociales (IIS) de la UNAM, quien enumeró seis “estampas dramáticas” de los
grupos étnicos, aportadas por diversas áreas del conocimiento.
Esta serie de “estampas” muestran un proceso dramático y
contradictorio que permite observar el antiguo y largo proceso de destrucción
de las culturas indígenas y, al mismo tiempo, “un curioso proceso de construcción,
casi de invención, de la imagen de éstos”.
En la presentación del número 60-61 de la revista universitaria “Ciencias” –número doble dedicado al tema de La imagen de los indígenas en la ciencia–, Roger Bartra explicó que
la antropología construyó una estampa de los indígenas como hombres y mujeres
salvajes y después primitivos. Al final, dijo, “ya nadie sabe como llamarles:
grupos étnicos, indios, o tribales”.
Roger Bartra señaló que la psicología aportó la estampa de la
mentalidad periódica, arcaica y primitiva. Del arquetipo extraño, antiguo, de
los indígenas capaces de revelar el origen de muchos de los misterios que los
rodean.
Sin duda, prosiguió, la figura más dramática del indígena se cultivó al
interior de las ciencias biológicas, la cual predomina en la actualidad: el
concepto de raza, el más grande fracaso del conocimiento moderno y una de las más terribles aberraciones que
produjo.
En este ámbito, comentó, se desarrollaron corrientes culturales
racistas que dañaron e hirieron profundamente a la cultura mexicana, pero
además todavía persisten y son virulentas.
En tanto, explicó, las ciencias políticas contribuyen a esta
“imaginería dramática” y difícil al considerar a los indígenas como masa y
alimentar las ideas populistas de diversos signos políticos. De igual manera, las disciplinas teológicas
cristianas concibieron al indígena como un ser pagano en proceso de formación.
Esta serie de estampas conducen a un balance pesimista de
los reflejos que el conocimiento científico hace de los grupos indígenas. Esa
visión, en buena medida, no corresponde a la realidad, precisó.
“Es necesario romper el espejo, que de hecho ya empezó a
resquebrajarse, para percibir que detrás de éste hay, por lo menos, cinco
millones y medio de indígenas reales, para contarnos su propia versión”.
En su intervención, Alfredo López Austin, del Instituto de
Investigaciones Antropológicas, comentó que la publicación del número más
reciente de “Ciencias”, se da en un momento de esperanza y desconcierto.
Aporta una serie de aspectos sobre la estrategia indígena,
así como ideologías y percepciones científicas. Sin embargo, dijo, surge en un
momento político inquietante entre “quienes vemos girar las veletas con el
tiempo”.
En su oportunidad, Antonio Lazcano, de la Facultad de
Ciencias, señaló que las diferencias genéticas son manifiestas entre individuos
y no en grupos étnicos, por lo que destacó la incertidumbre en torno al futuro
de la llamada biología de las razas.
A
su vez, León Olivé, del Instituto de Investigaciones Filosóficas, planteó la
relevancia de dedicar este número doble de la revista “Ciencias” a los
indígenas, la cual radica en la “intrincada, muy anciana y nunca resuelta
problemática de los pueblos indios y del reconocimiento de sus derechos como grupo
por parte del Estado y de la sociedad”.
La
página editorial de este número, subrayó, recuerda que nuestro país está
compuesto por una diversidad de comunidades indias, que hablan alrededor de 50
lenguas diferentes y tienen una población aproximada de 12 millones de
personas, con una tasa de crecimiento mayor a la media nacional.
Su
impacto en la escena política es importante, pero en las últimas décadas la
conciencia nacional no la reconoció abiertamente, hasta “la sacudida del
movimiento zapatista”, destacó el filósofo universitario.
Negar la importancia de que esta publicación aborde estos
temas, equivale a reconocer que la ciencia no tiene nada que decir sobre la
problemática antropológica, lingüística, sociológica, política, económica,
geográfica y ecológica del país, ni sobre el proyecto de nación que los
mexicanos queremos desarrollar, concluyó.
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