15:00 hrs. Febrero 14 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-134

 

 

Alfonso León

Ma. Teresa Tusié

Conferencia de Prensa

MEDICAMENTOS SIN EFECTOS SECUNDARIOS, RESULTADO DEL DESCIFRAMIENTO DEL GENOMA HUMANO

 

·        Se conocerán las causas de las enfermedades: Alfonso León y María Teresa Tusié, investigadores de la UNAM,

·        El peor uso que se le puede dar al genoma es no utilizarlo

 

 

Al descifrar el genoma humano se abre la posibilidad de crear fármacos sin efectos secundarios como los que provocan las drogas de origen sintético o de organismos no humanos, aseguró María Teresa Tusié Luna, especialista del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM.

 

Además, se conocerán las causas específicas que ocasionan enfermedades en los diferentes individuos, indicó la integrante del grupo de investigadores de la Universidad Nacional que obtuvieron el Premio Reina Sofía 2000, encabezados por el Coordinador de la Unidad de Genética de la Nutrición del IIBm, doctor Antonio Velázquez Arellano.

 

Sin embargo, advirtió, el peor uso que se le puede dar a este hallazgo es generar animales susceptibles a distintas enfermedades, a través de la manipulación genética, con "consecuencias catastróficas".

 

Al respecto, Alfonso León del Río, también investigador del IIBm, precisó: lo peor sería no utilizar la secuencia del genoma, que sea inaccesible y sólo un pequeño grupo o unos cuantos países tengan la información.

 

En conferencia de prensa, los académicos puntualizaron que en México no hay iniciativa económica gubernamental de apoyo al proyecto del genoma. Las investigaciones de los especialistas universitarios se realizan con fondos de la UNAM, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y fundaciones extranjeras.

 

El primer resultado del estudio del genoma humano, explicó Tusié Luna, fue la identificación de las bases con ordenamiento relativo o letras para descodificarlas en función de la información que traen.

 

Ahora el ordenamiento es más completo, porque se conocen las letras y su orden, con lo cual se podrán definir esas letras, así como las instrucciones que proporcionan y cuántas de ellas tiene cada genoma.

 

Se trata, recalcó Alfonso León del Río, de uno de los mayores avances de la ciencia debido a las implicaciones que tiene en campos tan diversos como la medicina, tecnología, farmacología, ética y legislación.

 

Detalló los tres hallazgos más sorprendentes al respecto: el genoma humano cuenta sólo con 32 mil genes –dos veces más al de la mosca de la fruta-  y no con 120 mil, como se dijo en principio; en alrededor del 95 por ciento el genoma no tiene una función codificante porque carece de genes, además de que, a diferencia de otros organismos, nuestros genes están divididos en fragmentos.

 

En este contexto, León del Río abundó que se trata de secuencias acumuladas durante la evolución y se les considera como moléculas de DNA parásitos que en algún momento fueron genomas de virus o bacterias las cuales con el tiempo se incorporaron al genoma humano.

 

Con las anteriores características el genoma humano es muy flexible y capaz de recombinar regiones de genes con la creación de nuevas proteínas, lo que en teoría da como resultado la creación del ser humano.

 

En el caso específico de México, León del Río apuntó que los investigadores de la UNAM contribuyen con el estudio del genoma de Risodium, así como con el conocimiento de esta bacteria fijadora de nitrógeno y su impacto ambiental y biotecnológico.

 

En función del genoma humano, agregó, desde hace siete años en la UNAM comenzó el estudio de enfermedades genéticas complejas como la diabetes tipo II y la arteroesclerosis. Lo que se busca es conocer la susceptibilidad de los componentes genéticos, de acuerdo con las condiciones físicas, el grupo étnico y la predisposición a distintos padecimientos.

 

Tusié Luna consideró necesario legislar en la materia en México para evitar el uso inadecuado de esta información y tomar conciencia de sus consecuencias.

 

María Teresa Tusié y Alfonso León del Río expresaron que el debate fundamental, así como riesgos éticos y morales, es determinar quién tendrá acceso a la información, si el conocimiento será público o privado.

 

El reto será entender cómo interacciona por completo el genoma en una célula, lo que da como resultado un tejido, enfermedades o el ser humano.

 

 

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