Boletín UNAM-DGCS-1131
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El académico de la Universidad de Ottawa señaló en la FE que una moneda
única para la región reduciría los costos de transacción
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Semejante sistema estaría seguramente hegemonizado por Estados Unidos,
advirtió
La adopción de una moneda única para los
países socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte podría ser un
mecanismo eficaz para reducir los costos de las transacciones comerciales entre
ellos, aseguró el académico de la Universidad de Ottawa, Ronald G. Bodkin,
quien disertó en la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, en el marco del
seminario “Temas selectos de la integración monetaria”.
El profesor canadiense sostuvo que esta
alternativa monetaria, llamada “opción conjunta”, seguramente sería
hegemonizada de alguna manera por los Estados Unidos. No obstante, indicó, ese
sería el costo por el beneficio que representa la solidez y estabilidad de la
moneda norteamericana.
Ronald Bodkin explicó que en Canadá, a partir
de la adopción del régimen de libre flotación cambiaria, la moneda ha perdido
constantemente su poder adquisitivo. No es un régimen de flotación sino de
hundimiento, puntualizó.
Esta pérdida de valor del dólar canadiense con
respecto al norteamericano ha generado descontento en la población, afirmó, ya
que constituye un descenso en el nivel de vida.
El modelo fue implementado a partir de los
comienzos de la década de los 70, con posterioridad al derrumbe del modelo de
Bretton Woods establecido en la posguerra, que era un régimen de tipo de cambio
fijo pero ajustable de acuerdo a las necesidades de cada país.
Durante las décadas que estuvo en vigencia este
sistema, en el cual el Fondo Monetario Internacional asumió la función de banco
de última instancia, a la manera de un banco central, la mayoría de las
naciones experimentaron un importante crecimiento y expansión en sus economías,
pero el modelo no resistió su abandono por parte de Estados Unidos, lo cual
causó su caída.
Al hablar ante el académico de la FE, Eduardo
Loría Díaz de Guzmán, Ronald Bodkin consideró que la opción conjunta, que se
instrumentará en Europa a partir de enero próximo con la adopción, en más de 10
naciones, del Euro como moneda circulante, no representa, sin embargo, una
alternativa de nivel mundial, ya que es un esquema demasiado complejo.
Por ello, continuó, es que se habla de las
áreas óptimas: regiones con un tipo de cambio único dentro de un esquema
caracterizado por el equilibrio en las balanzas de pagos de los países que la
integran, así como la maximización de las ganancias gracias a la reducción en
los costos de transacción.
Con la diversidad de monedas, se pierde mucho
dinero al intercambiar una por otra y ello repercute negativamente en las
actividades de las empresas, precisó. Además, añadió, el modelo de opción
conjunta implica que no son necesarios ni el Banco Central ni la política
monetaria.
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