Boletín UNAM-DGCS-1130
CAEN PRODUCCIÓN E
INVERSIONES EN EL SECTOR AGRÍCOLA: CABRERA ADAME
· El secretario general de la
Facultad de Economía habló sobre “Los retos de la agricultura en México”
· El resto más grande es ubicar la agricultura
en el interés nacional: Ramiro Arroyo Sepúlveda
Las exportaciones agrícolas han disminuido
sustancialmente en los últimos años al pasar de 9.8 por ciento en 1980, a cinco
por ciento en 1995 y se prevé que este año representarán el 2.8 por ciento.
La inversión pública, asimismo, ha decrecido de
manera importante. De ubicarse en niveles de 25 por ciento en la década de los
50, para este año se destinaron 80 mil millones de pesos, el 1.2 por ciento del
PIB, así lo aseguró Carlos Javier Cabrera Adame, secretario general de la
Facultad de Economía (FE) de la UNAM, al participar en la conferencia Los retos de la agricultura en México.
Dicha cantidad, afirmó, es insuficiente para
sacar “al campo de la postración de muchos años. Así, es necesario no sólo
destinar montos crecientes al desarrollo rural, sino utilizarlos de manera
eficiente”.
Los principales retos del sector agrícola,
agregó, tienen que ver con el rezago de la producción frente a la expansión
demográfica, el incremento de las exportaciones dentro de la oferta total de
alimentos en el país, el deterioro de la capacidad de generación de divisas y
de empleos, así como la descapitalización.
Añadió que el sector ha perdido peso en el
total de las exportaciones y del Producto Interno Bruto, y los recursos que se
destinan al financiamiento de este tipo de actividad han disminuido.
En el marco de los festejos por el 450
aniversario de la fundación de la Universidad de México, en el Palacio de
Minería, el especialista puntualizó que en 1990 la participación de sector
agrícola dentro del total del PIB era de 7.2 por ciento; en 1995 de cinco por
ciento y en el 2000 de cuatro. Para este año se estima que será de 3.8 por
ciento.
Puntualizó que la agricultura depende de
factores climatológicos, por lo que la producción no se puede planear y, por
tanto, tiene una gran volatilidad.
Este año, la producción de arroz será de
408 mil toneladas, y se importarán 668 mil toneladas; en el caso del maíz, las
cifras son de 18.6 millones de toneladas producidas en el territorio contra 5.4
millones de toneladas que se traerán del exterior, de ahí que otro de los
grandes retos, subrayó, es producir los alimentos que la población necesita
para satisfacer sus necesidades.
El abandono del campo, finalizó, ha propiciado
que la desigualdad sea más evidente en las zonas rurales que en las urbanas, y
que la mayor parte de los pobres y las peores condiciones de vida se encuentren
en esa región.
Por su parte, Ramiro Arroyo Sepúlveda, director
del Programa de Jornaleros Agrícolas de la Secretaría de Desarrollo Social,
opinó que el reto más grande de la agricultura en México “es ubicarla en el
interés nacional, en el modelo de desarrollo y de políticas económicas y
sociales”.
Dijo que el medio rural presenta problemas
estructurales y de desigualdad con respecto al resto de los sectores
productivos. Ejemplo de ello es la gran polarización de las actividades
agrícolas en el territorio nacional: el Sur, caracterizado por el minifundismo
y la falta de recursos e infraestructura, y el Norte tecnificado.
En ese sentido, añadió, es necesario enfrentar
el reto de la desigualdad entre regiones mediante la capacitación, usos de
nuevas tecnologías y de mecanismos de comercialización eficientes.
Asimismo, mencionó como otro reto del sector la
modificación del marco jurídico que está completamente desarticulado, ya que no
conjuga la cantidad de factores y actores involucrados. “Además, en el campo la
ley es letra muerta, los jornaleros no tienen protección para hacer valer sus
derechos como trabajadores, y no hay contratos ni seguridad en el empleo”,
abundó.
Arroyo Sepúlveda agregó que durante mucho
tiempo los movimientos sociales en el campo no se habían manifestado, pero de
dos años a la fecha se ha visto una serie de movilizaciones como la de los
productores de caña y piña.
“Las respuestas que se han tratado de dar a
esos conflictos son paliativos de carácter técnico, regional y focalizados”.
Sin embargo, el reto más grande es restablecer espacios de negociación que
eviten el resurgimiento de movimientos sociales de descontento.
Mientras el gobierno y la sociedad no pongan en
su justo término la importancia del sector rural, nos esperan fuertes
conflictos sociales que no se podrán parar con facilidad, remató.
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