06:00 hrs. Octubre 30 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1067

 

HOSTIGAMIENTO MORAL: TÉCNICA PARA LA FORMACIÓN  DE EQUIPOS DIRIGENTES: MARIE-FRANCE HIRIGOYEN

 

·        En el mundo laboral, los comportamientos perversos, considerados acoso moral, van encaminados a deshacerse de un asalariado sin tener que indemnizarlo, indicó la psicoanalista francesa

·        Dictó la conferencia El acoso moral, la violencia en lo cotidiano, en el marco de las Jornadas Académicas de Posgrado de la FP

 

En el mundo laboral, los comportamientos perversos de algunos individuos, considerados como hostigamiento moral, son utilizados como una técnica para la formación de equipos dirigentes y crear un tipo de administradores, afirmó la psicoanalista francesa Marie-France Hirigoyen.

 

Al dictar la conferencia El acoso moral, la violencia de lo cotidiano, como parte de las Jornadas Académicas del Posgrado, la especialista mencionó que hoy en día, sin escrúpulo alguno, se rompen las personalidades, se aíslan, se aplastan y, eventualmente, “se deshacen de las personas sin ensuciarse las manos y sin dejar rastro alguno”.

 

En el ámbito laboral –explicó– se hace uso del acoso moral para hacer que un individuo caiga en un error. Tales agresiones pueden provenir de colegas celosos, o de quienes no soportan la diferencia, o también de los superiores y, en ocasiones, pueden constituir una manera de deshacerse de un asalariado sin tener que indemnizarlo.

 

De esa forma, indicó Marie-France Hirigoyen, en algunos empleos los asalariados son manipulados como si fueran peones y en el fondo –lo que inicialmente era un fenómeno de agresión por parte de individuos perversos– se convierte en una estrategia normal para las empresas.

 

La también especialista victimóloga, explicó que el acoso moral provoca en el individuo agresiones psicosomáticas, pero también estados depresivos de reacción que, a menudo, conducen a las víctimas a intentos de suicidio. “Nos damos cuenta de que muchos suicidios en el mundo laboral están vinculados con este tipo de agresiones y se registra más en hombres que en mujeres”, arguyó.

 

Expuso que algunos individuos a través de una violencia insidiosa o de ataques sutiles provocan la destrucción de otra persona y, además, logran que ésta se sienta culpable. En este tipo de violencia insidiosa algo que se torna difícil es su detección, pues es negada por el agresor quien considera que el otro se desprecia y si lo humilla es porque se lo merece, es normal tratarlo así y el agresor justifica su actitud “por el bien de la sociedad, de la empresa, etcétera”, añadió.

 

En el trabajo o en la familia se trata de violencias ordinarias, anodinas, aceptables, que en el fondo se llevan a cabo a través de naderías: bromas, miradas hostiles, actitudes de desprecio, que por separado pueden no ser considerados importantes, pero que en reacción resulta agresivo. “El afecto acumulativo de estos microtraumatismos provocan la destrucción”, explicó la especialista francesa.

 

Explicó que como producto de sus investigaciones, publicó el libro El acoso moral: la violencia perversa en lo cotidiano, el cual –éxito de venta en Francia– produjo todo un debate crucial en el mundo laboral y en la sociedad en general que permitió grandes avances jurídicos y legales para legislar al respecto en varios países europeos.

 

Estas agresiones perversas individuales se dan de una manera tan sutil que no llegan a percibirse. “La violencia se denuncia cuando es directa, cuando se ve, pero cuando se torna cotidiana y sutil es tolerada por una sociedad que no reacciona ante ella, a menos que rebase ciertos limites”.

 

Las víctimas del acoso moral se consideran un objeto, no perciben conflicto, el agresor domina y frente a él “tenemos a alguien sin derecho a hablar, y que no es considerado como interlocutor”.

Contrario a lo que sucede en la violencia conyugal, la cual evoluciona según ciertos ciclos y con fases de reconciliación; en el acoso moral, la violencia perversa es constante, la víctima la vive todos los días sin pausa que le permita recuperarse. “Es una hostilidad fría, constante y si la víctima pide explicaciones se le dice estás imaginando cosas, estás loco, para nada, estás inventando. Y todo lo que diga en su defensa se vuelve en su contra”, advirtió la especialista.

 

Por último, Marie-France Hirigoyen indicó que se trata de un nuevo concepto de violencia que tuvo eco en su país y en algunas otras naciones europeas, que obliga a reconsiderar las relaciones interpersonales y a analizar nuestro comportamiento para saber en qué momento nuestras actitudes con los demás se tornan abusivas y reconocer los límites de lo que podemos aceptar del comportamiento de los demás.

 

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