Boletín UNAM-DGCS-1052
URGENTE QUE LOS
MEXICANOS RECONOZCAN EL AVANCE EN MATERIA POLÍTICA: JOSÉ WOLDENBERG
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El presidente del IFE señaló que "con la vía de las elecciones,
México entró a un régimen político distinto y de carácter democrático"
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Participó en el IX Congreso Nacional de Estudiantes de la Asociación
Nacional de Estudiantes de Ciencia Política y Administración Pública (ANECPAP)
Es urgente que los mexicanos reconozcamos el
avance en materia política. "Hemos cerrado una de las asignaturas
seculares: la democracia política; sin embargo, nos quedan pendientes muchas
otras tareas", apuntó el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE)
José Woldenberg.
Entre las asignaturas pendientes Woldenberg
enumeró la instauración de una plena vigencia del Estado de derecho, la
independencia y eficacia del poder judicial, la vigencia del pacto federal
pero, sobre todo, la creación de condiciones materiales de vida que igualen las
oportunidades de los mexicanos.
Al participar en el IX Congreso Nacional de
Estudiantes de la Asociación Nacional de Estudiantes de Ciencia Política y
Administración Pública (ANECPAP), el funcionario indicó que quizá se trate de
tareas "acaso más complejas, de larga data y más difíciles de alcanzar que
la construcción electoral. La novedad –dijo– es que se trata de tareas que
deberán resolverse dentro de la democracia en un país denodadamente
pluralista".
En el auditorio Ricardo Flores Magón de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, José Woldenberg
señaló que la transición democrática en México "ha puesto a funcionar toda
la maquinaria constitucional. Apenas estamos viendo las consecuencias de ese
cambio, de esas tensiones y de las insuficiencias que tiene la propia Carta Magna".
Recordó que hace apenas algunos años, el
discurso político dominante era el de una mayoría capaz de representar a todo
el país. Hoy –abundó– la idea de pluralismo se naturaliza, se vuelve una noción
compartida por todos los actores y los valores de la convivencia y la
diversidad con tolerancia se ensanchan.
"El prestigio político del país también se
modifica y crece en la medida en que sus procesos electorales se naturalizan y
sus novedades democráticas se multiplican ante los ojos del mundo". Por ello
–dijo– el cambio en la esfera electoral fue en realidad motor y vehículo para
un aprendizaje democrático de mucho mayor alcance.
La limpieza en los comicios y las reformas
electorales, eran las piezas que hacían falta para echar a andar una serie de cambios
políticos y culturales que rebasaron con mucho el ámbito electoral y que
modificaron el mapa de la representación, la forma de gobierno, y el
funcionamiento del Estado, apuntó el presidente del IFE.
Ambos aspectos, puntualizó, vitalizaron las
libertades públicas y erosionaron cada uno de los resortes autoritarios.
"Con la vía de las elecciones, México entró a un régimen político distinto
y de carácter democrático".
Las elecciones fueron el vehículo para cambiar
un régimen de partido hegemónico, de presidencialismo con enormes capacidades
constitucionales y metaconstitucionales, subordinación de los otros poderes,
federalismo formal y centralismo real, sujeción de organizaciones sociales
sindicales y empresariales al poder político. "Teníamos elecciones sin
competencia, partidos de oposición testimoniales y leyes electorales
restrictivas".
Destacó que hoy los mexicanos tenemos un
régimen pluripartidista auténticamente competitivo; un presidencialismo
acotado; los poderes ejecutivo, legislativo y judicial adquieren su
independencia; los diferentes niveles de gobierno también multiplican sus
grados de autonomía y operan por sí mismo; se autonomizan los grupos sociales,
las elecciones son altamente competidas; las leyes electorales también se han
abierto, y la decisión de quién gobierna la tienen los ciudadanos.
Woldenberg consideró que la transición
democrática es un cambio que viene de lejos. "Imparable por su magnitud,
nuestro aprendizaje colectivo llevaba décadas y había envuelto a todos los
actores mediante una especial mecánica de cambio".
Ejemplo de ello, indicó, es que en las últimas
dos décadas el país había visto y ensayado episodios de alternancia en todos
los niveles: municipal, estatal, hasta llegar al cambio presidencial. Por ello,
el 2 de julio del 2000, los ciudadanos y partidos, candidatos y medios, todos
los actores, ofrecieron escenas de naturalidad cívica tales como si las
hubieran practicado toda su vida.
Por su magnitud se trató de una jornada
fundadora de los hábitos y las rutinas democráticas al mismo tiempo, civilizada
y civilizadora. La legitimidad y poder de las elecciones quedaron demostrados
en el curso de la campaña, comentó.
José Woldenberg, indicó que el país ha
construido un régimen democrático, acto de reconocimiento auténtico que podría
contribuir a colocar la política mexicana, ya no en su agenda por los
procedimientos democráticos sino en su agenda sustantiva, la pobreza en primer
término y la gobernabilidad en condiciones pluralistas. "Apenas hemos
resuelto la cuestión democrática, falta todo lo demás", concluyó.
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