Boletín UNAM-DGCS-102
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Fueron químicamente modificados
para obtener 34 sustancias con esas propiedades
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Representan una muestra de la
riqueza natural del país: Mariano Martínez, del Instituto de Química de la UNAM
Mariano Martínez Vázquez, investigador del
Instituto de Química, y su grupo de trabajo, aislaron compuestos activos con
efectos antiinflamatorios de cuatro especies vegetales, los cuales fueron
químicamente modificados para obtener 34 sustancias con esas propiedades.
Dichos compuestos, que eventualmente podrían
ser la base de algunos medicamentos de menor toxicidad y mayor potencia a los
que circulan en el mercado contra inflamaciones, son resultado del trabajo
encaminado a validar el uso de diferentes plantas como remedio para este tipo
de enfermedades. Para ello, se aisló y determinó la estructura de los
principios activos de interés, a fin de modificarlos molecularmente mediante
reacciones químicas.
Así, dijo, la investigación que hacemos se
encamina al estudio químico y farmacológico de principios activos aislados de
hierbas medicinales. “Iniciamos con la recopilación de la información
etnobotánica indispensable, para conocer las plantas que emplea el pueblo para
curar estas enfermedades. Una vez localizadas procedemos a su estudio: el
aislamiento de los principios activos”.
Desde hace un siglo se emplea una gran
variedad de especies vegetales como remedios antiinflamatorios –como la árnica–
por sus diferentes compuestos químicos con esas propiedades, explicó.
Se ha comprobado que cinco plantas poseen
sustancias con algún grado de actividad antiinflamatoria: Vernonia salicifolia, que no tiene un nombre común; guayule (Parthenium argentatum); rantó (Decatropis bicolor), hierba de la
golondrina (Euphorbia hirta), y la
cotafiata (Ambrosia psilostachya).
Las pruebas para tener un mayor espectro en
relación con las evaluaciones farmacológicas correspondientes, se realizan a
través de dos modelos animales: el inducido por TPA en ratón, y el de
carragenina en rata.
No obstante, para elaborar medicamentos con
esos compuestos se requieren mayores estudios. “No los hemos realizado porque
estamos dedicados a estudios básicos, aunque es innegable nuestro interés en
que alguien los haga”, aseveró.
Investigaciones como la descrita, afirmó
Martínez Vázquez, muestran la gran riqueza de la naturaleza para proveernos de
estructuras biológicamente activas. En particular las plantas señaladas “crecen
en México sin ningún problema”.
Por el momento, agregó, necesitamos estudiar mayor
cantidad de especies para encontrar nuevos principios activos que combatan la
inflamación. También se trabaja en el análisis de vegetales con supuestas
propiedades antitumorales, ansiolíticas y antidepresivas.
Consideró, asimismo, que las plantas
medicinales son fuente importante de nuevas estructuras con posibles mecanismos
de acción en determinadas enfermedades.
Sin embargo, en México existe una
deforestación sistemática que ocasiona la reducción de especies potencialmente
útiles, y para nosotros es muy importante que el país siga como uno de los
baluartes a escala mundial de la biodiversidad, explicó.
Finalmente, Martínez Vázquez destacó que las
plantas medicinales provén grandes cantidades de fármacos, además de que pueden
darnos a conocer prototipos a desarrollar por otros métodos, como la síntesis o
el cultivo de tejidos, para las producciones masivas de medicamentos.
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