9:00 hrs. Febrero 4 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-102

 

DESARROLLAN ANTIINFLAMATORIOS A PARTIR DE VEGETALES: INSTITUTO DE QUÍMICA

 

 

·      Fueron químicamente modificados para obtener 34 sustancias con esas propiedades

·      Representan una muestra de la riqueza natural del país: Mariano Martínez, del Instituto de Química de la UNAM

 

 

Mariano Martínez Vázquez, investigador del Instituto de Química, y su grupo de trabajo, aislaron compuestos activos con efectos antiinflamatorios de cuatro especies vegetales, los cuales fueron químicamente modificados para obtener 34 sustancias con esas propiedades.

 

Dichos compuestos, que eventualmente podrían ser la base de algunos medicamentos de menor toxicidad y mayor potencia a los que circulan en el mercado contra inflamaciones, son resultado del trabajo encaminado a validar el uso de diferentes plantas como remedio para este tipo de enfermedades. Para ello, se aisló y determinó la estructura de los principios activos de interés, a fin de modificarlos molecularmente mediante reacciones químicas.

 

Así, dijo, la investigación que hacemos se encamina al estudio químico y farmacológico de principios activos aislados de hierbas medicinales. “Iniciamos con la recopilación de la información etnobotánica indispensable, para conocer las plantas que emplea el pueblo para curar estas enfermedades. Una vez localizadas procedemos a su estudio: el aislamiento de los principios activos”.

 

Desde hace un siglo se emplea una gran variedad de especies vegetales como remedios antiinflamatorios –como la árnica– por sus diferentes compuestos químicos con esas propiedades, explicó.

 

Se ha comprobado que cinco plantas poseen sustancias con algún grado de actividad antiinflamatoria: Vernonia salicifolia, que no tiene un nombre común; guayule (Parthenium argentatum); rantó (Decatropis bicolor), hierba de la golondrina (Euphorbia hirta), y la cotafiata (Ambrosia psilostachya).

 

Las pruebas para tener un mayor espectro en relación con las evaluaciones farmacológicas correspondientes, se realizan a través de dos modelos animales: el inducido por TPA en ratón, y el de carragenina en rata.

 

No obstante, para elaborar medicamentos con esos compuestos se requieren mayores estudios. “No los hemos realizado porque estamos dedicados a estudios básicos, aunque es innegable nuestro interés en que alguien los haga”, aseveró.

 

Investigaciones como la descrita, afirmó Martínez Vázquez, muestran la gran riqueza de la naturaleza para proveernos de estructuras biológicamente activas. En particular las plantas señaladas “crecen en México sin ningún problema”.

 

Por el momento, agregó, necesitamos estudiar mayor cantidad de especies para encontrar nuevos principios activos que combatan la inflamación. También se trabaja en el análisis de vegetales con supuestas propiedades antitumorales, ansiolíticas y antidepresivas.

 

Consideró, asimismo, que las plantas medicinales son fuente importante de nuevas estructuras con posibles mecanismos de acción en determinadas enfermedades.

 

Sin embargo, en México existe una deforestación sistemática que ocasiona la reducción de especies potencialmente útiles, y para nosotros es muy importante que el país siga como uno de los baluartes a escala mundial de la biodiversidad, explicó.

 

Finalmente, Martínez Vázquez destacó que las plantas medicinales provén grandes cantidades de fármacos, además de que pueden darnos a conocer prototipos a desarrollar por otros métodos, como la síntesis o el cultivo de tejidos, para las producciones masivas de medicamentos.

 

 

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