Boletín UNAM-DGCS-1016
EL PRESUPUESTO A
LAS UNIVERSIDADES NO DEBE SER NEGOCIABLE: DANIEL CAZÉS
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Daniel Cazés dijo que este debe ser definido como un porcentaje del PIB
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Los recursos se pueden negociar para que se aumente, pero no para que se
condicionen ni se reduzca
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Necesario que la universidad acabe con la fuga de cerebros y establezca
una relación diferente con todos los sectores: Julio Rodríguez
El presupuesto que se destina a las
universidades no debe ser negociable, sino definido como un porcentaje del
Producto Interno Bruto (PIB) o del gasto programable; además, se le debe
considerar patrimonio universitario irreductible, afirmó Daniel Cazés Menache,
director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades (CEIICH) de la UNAM
Dicho porcentaje, recalcó, “se puede negociar
para que se aumente, pero no para que se condicione ni se reduzca, lo cual
sería un enorme avance en la autonomía, porque las limitaciones de ésta siempre
están ligadas a ese manejo presupuestario”.
Al participar en la segunda sesión de la Primera reunión de auto-estudio de la
universidades públicas mexicanas, organizada por el CEIICH, indicó que la
universidad es, entre otros, el espacio donde se ejercen los derechos al aprendizaje,
la enseñanza, la investigación y a la creatividad intelectual
Agregó que esta institución es extremadamente
contradictoria porque es el espacio de la secularización, pero también el de la
fundamentación de la inquisición; un foro privilegiado de la reflexión sobre el
género, pero también sobre la misoginia, y un espacio del desarrollo de la
creatividad intelectual.
Por su parte, Julio Rodríguez Anido, de la
Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), opinó que la universidad en América
Latina ha perdido una de sus funciones principales, la de promotora del
desarrollo, considerada como un avance integral, político, económico, cultural
y social, como una pirámide que va hacia arriba y que debe tener equilibrio en
todos los sectores.
Comentó que a pesar de las buenas intenciones
que se tengan, las universidades no están colaborando para el desarrollo como
debería ser.
“Es necesario, apuntó, que la universidad
termine con la fuga de cerebros, que establezca una relación diferente con los
sectores productivos, financieros y sociales, y sea una institución
compenetrada e integrada con el mundo en la sociedad en que se desenvuelve”.
Opinó que el fondo de ese problema es el papel
político de las universidades y la relación entre ésta y el desarrollo. Si se
quiere hablar de gobernabilidad es indispensable referirse a ese rol político
de la institución.
Rodríguez Anido estableció que desde las
reformas de Córdoba en 1914, la universidad ha asumido un papel protagónico en
América Latina, al que no puede renunciar porque tiene una historia, una
proyección y un futuro innegables, mismos que no pueden cortarse por razones
presupuestarias, ni de política partidista.
Apuntó que si es cierto que el 99% de las
patentes son producidas en los países desarrollados y sólo el 1% en los
subdesarrollados, “debemos preguntarnos qué papel cumplimos los miles de
universitarios en el mundo que sólo generamos ese 1%. Ello se traduce que en la
guerra en Medio Oriente, mientras unos pelean con armas sofisticadas, otros lo
hagan con armas rudimentarias”.
Al hablar de financiamiento, Domingo Cervantes
Barragán, de la UAZ, aseguró que el problema de los recursos a las
universidades comienza con los criterios estrictamente políticos con que se
asigna el presupuesto. “Las autoridades federales y estatales fingen no conocer
los datos y criterios para asignarlo, y los rectores fingen y se hacen
cómplices de esa asignación”.
Además, los rectores aplican sin criterios
académicos y administrativos lo que se destina para sueldos y prestaciones, no
hay una teoría administrativa ni organizacional que dé coherencia a las
instituciones en términos globales, y por lo general los rectores se rodean de
amigos en lugar de equipos de trabajo.
Raúl Delgado Wise, de la misma institución,
aseveró que se vive una crisis en las universidades y una clase político
burocrática que se ha enquistado y se ha vuelto muy cerrada, lo cual se ha
convertido en un obstáculo para el avance de la comunidad y los proyectos
académicos.
En tanto, la académica de la UAZ, Alejandra
Krause y Perches, refirió que en México se está construyendo una ideología del
fracaso. La comunidad revela que trabaja contra corriente, está abrumada y no
quiere renunciar a su trabajo.
En el segundo día de trabajo, en el que se
realizó la mesa redonda sobre la Zona norte, representantes de diversas
universidades e instituciones de educación superior del país abordaron temas
como autonomía, formas de gobierno, presupuesto, problemas de género y reformas
universitarias, entre otros.
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