15:00 hrs. Octubre 16 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1016                                                                                                                                                                                        

 

 

EL PRESUPUESTO A LAS UNIVERSIDADES NO DEBE SER NEGOCIABLE: DANIEL CAZÉS

 

·        Daniel Cazés dijo que este debe ser definido como un porcentaje del PIB

·        Los recursos se pueden negociar para que se aumente, pero no para que se condicionen ni se reduzca

·        Necesario que la universidad acabe con la fuga de cerebros y establezca una relación diferente con todos los sectores: Julio Rodríguez

 

El presupuesto que se destina a las universidades no debe ser negociable, sino definido como un porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) o del gasto programable; además, se le debe considerar patrimonio universitario irreductible, afirmó Daniel Cazés Menache, director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM

 

Dicho porcentaje, recalcó, “se puede negociar para que se aumente, pero no para que se condicione ni se reduzca, lo cual sería un enorme avance en la autonomía, porque las limitaciones de ésta siempre están ligadas a ese manejo presupuestario”.

 

Al participar en la segunda sesión de la Primera reunión de auto-estudio de la universidades públicas mexicanas, organizada por el CEIICH, indicó que la universidad es, entre otros, el espacio donde se ejercen los derechos al aprendizaje, la enseñanza, la investigación y a la creatividad intelectual


Agregó que esta institución es extremadamente contradictoria porque es el espacio de la secularización, pero también el de la fundamentación de la inquisición; un foro privilegiado de la reflexión sobre el género, pero también sobre la misoginia, y un espacio del desarrollo de la creatividad intelectual.

 

Por su parte, Julio Rodríguez Anido, de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), opinó que la universidad en América Latina ha perdido una de sus funciones principales, la de promotora del desarrollo, considerada como un avance integral, político, económico, cultural y social, como una pirámide que va hacia arriba y que debe tener equilibrio en todos los sectores.

 

Comentó que a pesar de las buenas intenciones que se tengan, las universidades no están colaborando para el desarrollo como debería ser.

 

“Es necesario, apuntó, que la universidad termine con la fuga de cerebros, que establezca una relación diferente con los sectores productivos, financieros y sociales, y sea una institución compenetrada e integrada con el mundo en la sociedad en que se desenvuelve”.

 

Opinó que el fondo de ese problema es el papel político de las universidades y la relación entre ésta y el desarrollo. Si se quiere hablar de gobernabilidad es indispensable referirse a ese rol político de la institución.

 

Rodríguez Anido estableció que desde las reformas de Córdoba en 1914, la universidad ha asumido un papel protagónico en América Latina, al que no puede renunciar porque tiene una historia, una proyección y un futuro innegables, mismos que no pueden cortarse por razones presupuestarias, ni de política partidista.

 

Apuntó que si es cierto que el 99% de las patentes son producidas en los países desarrollados y sólo el 1% en los subdesarrollados, “debemos preguntarnos qué papel cumplimos los miles de universitarios en el mundo que sólo generamos ese 1%. Ello se traduce que en la guerra en Medio Oriente, mientras unos pelean con armas sofisticadas, otros lo hagan con armas rudimentarias”.


 

Al hablar de financiamiento, Domingo Cervantes Barragán, de la UAZ, aseguró que el problema de los recursos a las universidades comienza con los criterios estrictamente políticos con que se asigna el presupuesto. “Las autoridades federales y estatales fingen no conocer los datos y criterios para asignarlo, y los rectores fingen y se hacen cómplices de esa asignación”.

 

Además, los rectores aplican sin criterios académicos y administrativos lo que se destina para sueldos y prestaciones, no hay una teoría administrativa ni organizacional que dé coherencia a las instituciones en términos globales, y por lo general los rectores se rodean de amigos en lugar de equipos de trabajo.

 

Raúl Delgado Wise, de la misma institución, aseveró que se vive una crisis en las universidades y una clase político burocrática que se ha enquistado y se ha vuelto muy cerrada, lo cual se ha convertido en un obstáculo para el avance de la comunidad y los proyectos académicos.

 

En tanto, la académica de la UAZ, Alejandra Krause y Perches, refirió que en México se está construyendo una ideología del fracaso. La comunidad revela que trabaja contra corriente, está abrumada y no quiere renunciar a su trabajo.

 

En el segundo día de trabajo, en el que se realizó la mesa redonda sobre la Zona norte, representantes de diversas universidades e instituciones de educación superior del país abordaron temas como autonomía, formas de gobierno, presupuesto, problemas de género y reformas universitarias, entre otros.

 

 

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