9:00 hrs. Enero 15 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-031

 

EN MÉXICO SE DEFORESTAN 500 MIL  HECTÁREAS AL AÑO: JORGE SOBERÓN

 

 

·        El integrante del Instituto de Ecología destacó que los bosques constituyen una actividad económica sustentable

·        Sin embargo, debido a la falta de apoyo, los ejidatarios no ven en la actividad forestal una alternativa de vida

 

 

En México cada año se deforestan 500 mil hectáreas, aseguró Jorge Soberón Mainero, del Instituto de Ecología de la UNAM, quien agregó que esta práctica es grave para la población, porque los bosques generen beneficios ambientales adicionales: fijan el suelo, regulan los ciclos hidrológicos, previenen la erosión y permiten que se filtre el agua a los mantos acuíferos.

 

El también secretario ejecutivo de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad en México (Conabio), destacó que un bosque produce oxígeno y es refugio de una gran cantidad de fauna y flora silvestre. “Por ejemplo, contar con el bosque del Ajusco es  importante, porque ahí se recarga la mayor cantidad de agua que se extrae de los pozos del Distrito Federal”.

 

Las principales causas de deforestación en nuestro país son la tala clandestina, incendios y cambio de uso del suelo, es decir, cuando se cortan árboles para sustituirlos por cultivos, pastizales o ganadería, aunque en este último caso no se pueden recuperar los bosques, puntualizó.

 

Para muchos campesinos, precisó el especialista en ecología, la utilización del bosque no es alternativa; cortan los árboles para usar la tierra en ganadería o agricultura. “Eso no va a cambiar mientras no exista una verdadera transformación social”, advirtió.

 

En entrevista, aclaró que aunque legalmente los ejidatarios deben contar con un permiso para darle otro uso al suelo, en la práctica no se hace así, “porque si un bosque está en veda y no se permite su utilización, es muy fácil matar la madera e irla sacando”.

 

El verdadero problema, subrayó, es que la actividad forestal no es estimulada ni cuenta con apoyos económicos, de tal forma que una comunidad decide dedicar sus tierras a la agricultura o ganadería, en lugar de cuidar los bosques.

 

Por ejemplo, agregó, si hubiera un sistema mediante el cual el gobierno de la ciudad de México les pagara a los comuneros que viven en el Ajusco por mantener el bosque, seguramente preferirían conservar y cuidar sus tierras.

 

Asimismo indicó que aunque la deforestación cambia de un estado a otro, hay zonas, como el sureste del país, dominadas por la ganadería y la expansión de la frontera agrícola; mientras que en los bosques templados, ubicados en las sierras Madre Occidental y Madre Oriental, se registran más incendios y tala clandestina.

 

Por ello, dijo, la deforestación se puede dar en cualquier época del año y no sólo en periodo de secas. En este sentido, los árboles de navidad no son una de las principales causas de esta problemática, pues aunque todavía hay tala ilegal, la mayor parte de los pinos tienen un sello legal.

 

Si bien es cierto que estos árboles se cortan para venderlos en época decembrina, siempre se plantan otros para reponerlos. Por ello, se considera una actividad sustentable. Este es el caso de los grandes productores como los de Amecameca, quienes se organizan y simplemente llevan un ciclo, apuntó el investigador.

 

Para controlar el problema de la deforestación existen diferentes programas a cargo de los gobiernos Federal, estatal o municipal. “Por supuesto hay una ley que sanciona la tala inmoderada, así como programas para cambiar el manejo del uso del fuego, la cual es una actividad agropecuaria tradicional; otros, están enfocados a educar y ofrecer opciones para el cuidado y reforestación de las áreas alteradas”.

 

En ese sentido, indicó Soberón Mainero, la deforestación puede frenarse, pero “todo depende de las políticas de  los gobiernos y de la conciencia ciudadana sobre el uso de los recursos naturales”.

 

Para abatir esta problemática, aseveró, desde hace diez años se promueve el uso sustentable de  los bosques, así como la búsqueda de formas legales, financieras y sociales para que las comunidades y las empresas privadas tengan estímulos en el uso su tierra como bosque, crear reservas y replantar.

 

Además, destacó, la educación ambiental se debe dar desde la escuela primaria, pero también es necesario capacitar a los propietarios para que hagan buen uso de los recursos naturales.

 

En México, subrayó, se ha avanzado mucho a través de los gobiernos municipales y estatales; además, gracias al trabajo de las organizaciones no gubernamentales, promueven y apoyan diversas iniciativas encaminadas a cuidar las reservas forestales.

 

Por ello, es importante tener sistemas que promuevan esta actividad y reconozcan el valor del uso sustentable de los bosques. “Tomemos conciencia de que en nuestro país existen pocas zonas de bosques y, aunque no estamos partiendo de cero, es determinante difundir y apoyar su cuidado y rescate. Si se aplican estas medidas, como se debe, el proceso de deforestación se podría revertir en un periodo de 30 años”, concluyó.

 

 

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