14:00 hrs. Enero 8 de 2001
Boletín
UNAM-DGCS-015
LA UNAM DESARROLLA
METODOLOGÍAS PARA EVALUAR LOS ÍNDICES DE VIOLENCIA EN EL PAÍS
·
Los universitarios producen herramientas que
posteriormente se aplican en los procesos de administración de justicia, indicó
Graciela Rodríguez, investigadora de la Facultad de Psicología
·
Los psicólogos universitarios diseñan
políticas que incorporan la participación de la población y las instituciones
involucradas
Los psicólogos
de la Universidad Nacional Autónoma de México cuentan con metodologías
confiables para evaluar los índices de violencia típicos –maltrato a mujeres y
niños principalmente- que ayudan a estimar la realidad de los estratos
marginados de la población, afirmó Graciela Rodríguez Ortega, de la Facultad de
Psicología.
De acuerdo con
el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) el 74.3 por
ciento de las agresiones por maltrato físico, emocional y sexual provienen de
un familiar. Del total de víctimas de la violencia, el 89.5 por ciento son
mujeres cuya ofensa principal (48.1 por ciento) proviene de la madre, y el 26.2
por ciento del padre.
Para contribuir
a la solución de este problema, investigadores de la Facultad de Psicología de
la UNAM desarrollan herramientas que posteriormente aprovechan las
instituciones públicas y privadas como las Entrevistas a Profundidad que
documentan con información acerca de las estructuras familiares; Evaluación
Participativa Rural y Urbana; Rutas Críticas y, el uso de los recursos
psicológicos aplicados con los criminales y los procesos de administración de
justicia.
Estos métodos, comentó Rodríguez Ortega, permiten a los investigadores
“diseñar políticas y programas que incorporen la participación de la población,
las comunidades y las instituciones afectadas”.
La investigadora universitaria explicó que, de acuerdo a los diferentes
organismos internacionales, vivimos en una de las regiones de mayor rudeza en
el mundo, especialmente en México, donde uno de los problemas más graves es la
violencia que afecta a grupos vulnerables como mujeres y niños.
Graciela Rodríguez dijo que las grandes divergencias entre los niveles
de criminalidad y violencia en distintas regiones “reflejan que la conducta
violenta es modificable y, por lo tanto, sujeta a acciones preventivas”.
A la violencia, añadió, no sólo se le debe considerar como un problema
de comportamiento ilegal que requiere del fortalecimiento de las leyes, sino
como un “fenómeno íntimamente asociado con el desarrollo económico, social y
cultural de los pueblos”.
A la fecha, abundó, se carece de programas que demuestren su utilidad,
pero en el ambiente familiar las visitas frecuentes de enfermeras y maestras
reducen el abuso contra menores. Asimismo, el entrenamiento de los padres de
infantes en riesgo de delinquir, también disminuye la probabilidad de que los
hijos incurran en conductas ilícitas.
Reconoció que la agresividad –particularmente en las grandes urbes de
Latinoamérica y el Caribe-, también debe ser abordada por profesionistas de
diversas disciplinas, porque “las mediciones clásicas y las intervenciones
segmentarias al problema hasta el momento no han demostrado gran efectividad”.
La especialista consideró cuatro factores importantes asociados con la
violencia: Bioconductuales, en los que la conducta agresiva se asocia con
algunos tipos de daño cerebral; de socialización, conductas aprendidas por
ensayo y error, originadas por condiciones socioculturales como la pobreza o la
propensión a la agresividad relacionada con la exposición a las acciones
aprendidas por medio de la televisión; Cognoscitivos, la socialización en los
procesos mentales del individuo y, Situacionales, ruido intenso y continuo.
A lo anterior, dijo, se suma el hacinamiento, las privaciones crónicas,
los fracasos laborales o eventos estresantes de la vida, el divorcio, el
fallecimiento de personas cercanas o problemas familiares.
Por ello, la intervención de los psicólogos derivará en tratamientos
diseñados para la rehabilitación de agresores y la atención a víctimas,
concluyó Rodríguez Ortega.
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