9:00 hrs. Enero 2 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-001

 

 

LA CONTAMINACIÓN POR PLOMO ALTERA EL EMBARAZO Y AFECTA A LOS HIJOS

 

·        Los niveles permisibles son de entre 10 y 40 microgramos de plomo por decilitro de sangre y se han detectado concentraciones superiores a 80 microgramos

·        Los altos niveles provocan diversos tipos de alteraciones ginecológicas

 

Las altas concentraciones de plomo en el medio ambiente podrían provocar alteraciones en el organismo de la mujer embarazada y heredarlas a sus hijos, de acuerdo con estudios realizados por Ramón Cendejas Ramírez, profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán.

 

Según la normatividad mexicana niveles de entre 10 y 40 microgramos de plomo por decilitro de sangre no perjudican al organismo. Sin embargo, las muestras tomadas por el equipo que encabeza Ramón Cendejas revelaron casos de mujeres con concentraciones superiores a 80 microgramos.

 

Los estudios realizados a 100 mujeres embarazadas en los hospitales La Raza, Inguarán y Cuautitlán, registraron diversos tipos de alteraciones ginecológicas, así como problemas en el parto, sobre todo de aquellas que tenían hasta 140 microgramos de plomo por decilitro de sangre. En estos casos, incluso los hijos llegan a presentar acefálea.

 

El catedrático comentó que estudios anteriores consideran que altas concentraciones de plomo provocan deficiencia en el desarrollo cerebral del producto, lo que ocasiona deficiencia mental.

 

Se eligieron estos hospitales porque los problemas de leucemia y anemias que han trabajado, a través de tesis, revelan que la zona de La Raza es una de las más contaminadas de la ciudad de México, sobre todo con pesticidas.

 

Ramón Cendejas explicó que en la actualidad la mujer padece seria descalcificación por problemas hormonales. "No sabemos si hay intercambio de plomo con calcio. Queremos determinar si a través de la placenta la madre transmite todo el plomo que tiene en la sangre".

 

Agregó que se encontraron concentraciones muy parecidas tanto en la madre como en el hijo. Para demostrarlo "tenemos que ver cómo se encuentran las fosfatasas (enzima que ayuda a retener el calcio) del hueso, hepática, intestinal y de la placenta; así como su actividad durante el parto, para establecer el recambio de calcio y plomo en cada uno de los pacientes.

 

La investigación pretende determinar si el producto sufre alteraciones al nacer. No obstante, al intentar estudiar al niño se busca, en primer lugar, una forma adecuada de tomarle la muestra sin afectarlo, porque a temprana edad la madre no quiere que se le extraiga demasiada sangre, ante lo cual se decidió estudiar el cordón umbilical.

 

Ramón Cendejas opinó que aún no se sabe con exactitud si hay un grave problema de concentración de plomo. Sin embargo, "hemos acudido a diversos lugares del país a trabajar materiales en los que se encuentran ciertas cantidades de plomo y otros metales pesados.

 

"Vamos a cualquier lugar del país y nos exponemos a que el alimento se nos sirva en platos, vasos u ollas vidriadas que dejan escapar elevadas cantidades de plomo. Constantemente estamos expuestos a estas concentraciones. El barro negro de Oaxaca, por ejemplo, tiene gran cantidad de este material, lo cual no tomamos en cuenta", sostuvo.

 

Reconoció que lo más recomendable es dejar de comprar utensilios que tengan plomo, para que quienes producen esos materiales disminuyan las concentraciones y usen otros compuestos en la elaboración del vidriado, con lo que serán menos tóxicos.

 

Por último, Ramón Cendejas dijo que una de las hipótesis que han manejado, de forma cuidadosa, algunos investigadores es que la cantidad de plomo en la sangre se relaciona con el tipo de alimentación de la gente. "Al parecer, el chile es uno de los alimentos que más ayuda a la no-fijación del plomo", pero faltan estudios más profundos.

 

 

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