9:00 hrs. Diciembre 30 de 2000


Boletín UNAM-DGCS-874

 

EL PRESIDENCIALISMO ESTABILIZÓ Y DOTÓ A LA NACIÓN DE INSTITUCIONES SÓLIDAS: MANUEL VILLA

 

·        La concentración del poder permitió unificar a la sociedad que estaba dividida, dijo el catedrático universitario

·        El régimen presidencial ordenador y concentrador se convirtió en un presidencialismo omnímodo

 

 

El presidencialismo mexicano permitió unificar a la sociedad que estaba dividida después de la revolución y construir instituciones sólidas en el país, afirmó Manuel Villa, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

 

El politólogo universitario explicó que en todo el mundo el presidencialismo ha tenido la característica de centralizar y darle forma al poder en las sociedades que se fracturan, como ocurrió en Francia y Estados Unidos.

 

En particular fue difícil construir un sistema político en el siglo XX, ya que, por un lado, las ideas estatistas provenientes de la izquierda no valoraban adecuadamente al régimen y, por el otro, tardó mucho en afirmarse la cultura de la Suprema Corte de Justicia y del Congreso de la Unión, lo cual produjo que la mayoría de las decisiones se llevaran al ámbito del Ejecutivo.

 

En el caso de nuestro país, indicó, el régimen presidencial ordenador y concentrador se convirtió en un presidencialismo omnímodo, que perdió nexos de relación y entró en un proceso de deslegitimación en la década de los años 70.

 

Comentó que durante muchos años el régimen mexicano formó parte de la cultura política general basada en la revolución mexicana,  cuyo ciclo ya está agotado.

 

Manuel Villa aseguró que la apertura tendría que haberse dado mucho antes, a partir de la década de los 60, pues las instituciones ya estaban maduras y consolidadas para entrar a la competencia.

 

Eso fue demorado y no se hizo, precisó, aunque por fortuna ya se ha dado una salida electoral muy positiva a través del Instituto Federal Electoral (IFE), cuya labor permitió abrir más el régimen y desplegarlo.

 

El académico sostuvo que en un sistema organizado, la alternancia en el poder significa que hay mayor equidad entre las fuerzas políticas, que se contrapesan recíprocamente, por lo cual el juego de los partidos es muy importante y ya tomó forma en el Poder Legislativo.

 

Manifestó que la idea de las facultades metaconstitucionales del presidente de la República no tiene sentido y se trata simplemente de un término inventado, que, como las nociones de dictadura perfecta y partido de Estado, son etiquetas que dificultan el análisis político mesurado.

 

Comentó que la intención de reformar el Estado y elaborar una nueva Constitución, como se plantea en el entorno de Vicente Fox, puede ser un proceso muy complejo y riesgoso para el país, pues podría generar anarquía.

 

El acotamiento del poder presidencial como fenómeno institucional se debe ejercer en la práctica de manera metódica, para lo cual será fundamental que los partidos políticos funcionen como verdadero contrapeso y también la disposición del propio titular del Ejecutivo Federal para construir nuevas relaciones institucionales, puntualizó.

 

Va a ser un juego de muchos factores, concluyó el catedrático, en el que no es preciso plantear desde el inicio la reforma de la Constitución, pues para ello habrá que esperar avances para conocer cuáles son los cambios que requiere la Ley Fundamental.

 

 

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