9:00 hrs. Diciembre 27 de 2000
Boletín
UNAM-DGCS-868
INEFICAZ EL CLORURO DE BENZALCONIO COMO “ESTERILIZANTE” DE INSTRUMENTAL MÉDICO
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Aún es muy empleado en México: Enrique Acosta-Gio
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El laboratorio de Microbiología y Control de Infecciones de la
Facultad de Odontología es uno de los pocos en el país capaz de evaluar el
nivel germicida de desinfectantes y antisépticos
·
Ofrece diversos servicios a los profesionales, la industria y el
sector salud
El laboratorio de Microbiología
y Control de Infecciones de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad
de Odontología de la UNAM ha emprendido una campaña de alerta contra el empleo
del cloruro de benzalconio (CB), ineficaz germicida ampliamente usado para
remojar instrumental.
La decisión del
laboratorio, a cargo del doctor Enrique Acosta-Gio, fue tomada luego de aplicar las pruebas de acuerdo con los
rigurosos estándares científicos que la Food and Drug Administration (FDA) de
Estados Unidos, mediante las cuales se
solicita el registro y aprobación de comercialización de desinfectantes
y esterilizantes “en frío” para instrumental médico y dental.
Este laboratorio
de la UNAM es uno de los pocos a escala nacional que cuenta con la capacidad
instalada para hacer pruebas de evaluación germicida de desinfectantes,
antisépticos y equipo de esterilización.
El doctor Acosta
explicó en entrevista que en este espacio universitario, se han aplicado las
mismas pruebas a diversos productos disponibles en México, y con base en los
resultados de la investigación, se establecieron los riesgos de usar el cloruro
de benzalconio.
En el ámbito
internacional se sabe que las técnicas de esterilización por calor son las más
confiables. En cualquier instancia, los niveles de esterilización en frío se
alcanzan mediante inmersión en productos como el glutaraldehído al 2% durante
10 horas. Sin embargo, en el mercado nacional se pueden encontrar productos a
base de CB que se anuncian como “esterilizantes o desinfectantes en unos
cuantos minutos”.
Por desgracia “no
siempre se siguen las recomendaciones de las organizaciones Mundial y
Panamericana de la Salud para que el instrumental sea esterilizado por técnicas
que destruyen esporas bacterianas. Entonces surgen criterios laxos que llevan al
uso de soluciones con limitada acción germicida, ya que las evaluaciones se
realizan en laboratorios que no tienen infraestructura sólida para realizar las
pruebas y que presentan resultados debatibles en lo científico”.
Puntualizó que no
es válido que cada laboratorio diseñe de manera arbitraria las pruebas que
aplicará a un producto. "Apegarse a estándares internacionales con
criterios científicos es la mejor garantía que se puede ofrecer a la sociedad,
a los profesionales y a los pacientes".
En ese sentido,
explicó la importancia de que la Universidad Nacional continúe su colaboración
con la Secretaría de Salud en la valoración de los desinfectantes.
Entre los diversos
productos disponibles en México, aseguró, uno de los que más preocupa es el CB,
desinfectante de bajo nivel germicida, que salió al mercado en 1935.
Desde entonces ha
tenido un récord negativo como desinfectante en el ámbito hospitalario, debido
a que en él pueden crecer bacterias. En las últimas décadas, en el mundo, se
han documentado infecciones transmitidas a los pacientes mediante instrumental
remojado en ese "desinfectante" y que, incluso, los llevó a la muerte
por septicemia y meningitis, entre otras.
En Estados Unidos
fue retirado del comercio dental desde 1978 y en la actualidad, según las
investigaciones realizadas por el doctor Acosta-Gio, no tiene aceptación para
su uso en el ambiente clínico.
Explicó que la
Norma Oficial Mexicana para la Prevención y Control de Enfermedades Bucales,
publicada en el Diario Oficial el 21 de enero de 1999, obliga al dentista a
esterilizar la pieza de mano de alta velocidad entre un paciente y otro.
Ante los altos
costos de comprar más piezas de mano y equipos de vapor a presión para
esterilizarlas, la "panacea" pareció ser el cloruro de benzalconio
para la "esterilización” por inmersión. Sin embargo, la pieza de mano está
protegida en su interior por empaques y lubricantes que los desinfectantes
líquidos no penetran.
Además, son
instrumentos de geometría compleja que impiden que los gérmenes, virus y
bacterias sean alcanzados por la acción desinfectante.
Por todo ello, el
CB no funciona para limpiar superficies clínicas (o los lugares donde se
colocan los instrumentos) y mucho menos para remojar instrumentos. "Por su
bajo nivel germicida son básicamente jabones", añadió el doctor Acosta.
De ese modo,
señaló el universitario, es imperativo vigilar el correcto rendimiento de los
productos que se venden. "El laboratorio ofrece sus servicios de apoyo a
la Secretaría de Salud para la aprobación y regulación de estos productos en
México”.
Recomendó a los
cirujanos dentistas y a los médicos que abandonen el uso del CB para remojar
instrumental. Las organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud aconsejan
que éste sea esterilizado por técnicas que han demostrado su capacidad para
destruir, incluso, a los microorganismos más resistentes, las esporas.
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