9:00 hrs. Diciembre 26 de 2000
Boletín
UNAM-DGCS-866
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De su estabilidad y buen uso dependerá la
calidad de vida de las futuras generaciones, dice Julia Tagüeña Parga del
Centro de Investigación en Energía de la UNAM
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Sugiere usar energías renovables y
desarrollar energéticos sustentables en armonía con el medio ambiente
De continuar el actual ritmo de consumo de hidrocarburos y de no
avanzar en la ubicación de nuevos
yacimientos, las reservas actuales se agotarían en un periodo de 60 años,
afirmó Julia Tagüeña Parga, del Centro de Investigación en Energía (CIE) de la
UNAM, quien aseguró que de la estabilidad y buen uso del petróleo dependerá la
calidad de vida de las futuras generaciones.
Sólo con una clara conciencia de nuestra responsabilidad social e
histórica, por el uso que actualmente hacemos de los recursos naturales y con
un compromiso e impulso al cuidado de las energías renovables, podremos aspirar
a un desarrollo sustentable y en armonía con el medio ambiente, subrayó la
diseñadora de la Sala de Energía del Museo de las Ciencias Universum.
Los cálculos de las reservas mundiales indican la existencia –con un
orden de probabilidad del 50 por ciento de certeza- de cerca de 850 mil
millones de barriles, cifra sólo superior a los 800 mil millones de barriles
que ya se han extraído de la corteza terrestre.
Esta cantidad se basa en la observación de que los descubrimientos
globales de nuevos depósitos de petróleo llegaron a su punto máximo hace cuatro
décadas y desde entonces han declinado de manera persistente.
Además, agregó la investigadora universitaria, durante la pasada década
las empresas petroleras sólo han descubierto un promedio anual de siete mil
millones de barriles y extraen más de tres veces esa cantidad, lo cual ha
generado un enorme déficit de hidrocarburos.
A pesar del gran desarrollo tecnológico de las naciones, desde
principios de la década de los setenta se plantearon serias dudas sobre la
disponibilidad de los combustibles fósiles en el mundo.
Los hidrocarburos son una fuente de energía primaria con grandes
ventajas en cuanto a su extracción, manejo y uso, por lo que se convirtieron en
el energético más importante de este siglo, agregó la especialista en física,
quien explicó que el consumo de la energía es una de las principales
diferencias entre los países ricos y pobres.
México, dijo, cuenta con grandes reservas probadas de hidrocarburos.
Sin embargo, la diversificación energética es necesaria por varios motivos: hay
aspectos técnicos y económicos que limitan el volumen de éstos que se puede
extraer del subsuelo y el costo del barril aumenta a medida que se hace más
compleja la extracción.
Además, abundó
Tagüeña Parga, el petróleo es muy importante también en la elaboración de
materiales sintéticos y, en cierta forma, se desaprovecha como combustible.
Finalmente, explicó, es un recurso no renovable que requiere contar con un
escenario del balance energético del país, conocer la oferta de energía probada
y decidir el desarrollo económico y social del país que queremos tener.
Lo anterior, afirmó, nos lleva a la búsqueda de fuentes renovables en
las que el uso de éstas se vuelven fundamentales en un esquema de
diversificación energética que cubra la demanda en el futuro. Ciertamente no se
plantean las fuentes renovables que sustituyan totalmente a las convencionales,
ya que esto, dijo, no sería factible.
En ese sentido, la investigadora Tagüeña Parga, precisó que la labor
social más importante del Centro de Investigación en Energía de la UNAM es la
formación de personal calificado que desarrolla investigación básica y aplicada
para contribuir a la generación, transmisión, conservación, almacenamiento y
uso de la energía, particularmente a través de fuentes renovables como la
solar, la hidráulica, la eólica y la geotérmica.
Asimismo, agregó, el Centro aplica estudios interinstitucionales,
ofrece asesorías, imparte cursos de capacitación, forma estudiantes de posgrado
y difunde los conocimientos que en el área de energía genera, con el fin de
contribuir al desarrollo sustentable de México, concluyó.
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