09:00 hrs. Noviembre 24 de 2000


Boletín UNAM-DGCS-789

 

INDISPENSABLE DEFINIR EN MÉXICO LA POLÍTICA GUBERNAMENTAL PARA ATENDER A LOS REFUGIADOS

 

 

·        Noemí Navarro, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, dijo que en el país hay entre 100 mil y 120 mil refugiados

·        Agregó que este sector requiere recursos para obtener vivienda, trabajo y atención a la salud

 

Los principales problemas que enfrentan los refugiados en México son: encarar el impacto psicosocial, al llegar a un contexto totalmente ajeno; la vulnerabilidad al no contar con el apoyo suficiente para conseguir vivienda, trabajo y atención a la salud y la inexistencia de una política gubernamental para atender a este grupo social.

 

En entrevista, Noemí Navarro, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), destacó que algunas soluciones serían: difundir esta situación como parte de la problemática nacional; ampliar los apoyos desde todas las instancias para que en forma conjunta afronten el problema, además de garantizar la seguridad de los mexicanos a fin de evitar que el Estado sea potencialmente expulsor de refugiados.

 

 

La universitaria agregó que en la actualidad se habla de 22 millones de refugiados en todo el mundo, más una cantidad similar de desplazados internos. Esta última es una nueva categoría que se refiere a las personas que huyen de circunstancias que las ponen en peligro y ante las cuales sus gobiernos no les sirven de garante para continuar con vida.

 

En México hay entre 100 mil y 120 mil refugiados, siendo el Distrito Federal donde se asienta alrededor del 60 por ciento; el porcentaje restante se distribuye en las ciudades de Tijuana, Guadalajara y Monterrey, así como en los estados de Chiapas, Campeche y Quintana Roo.

 

Las posibilidades de trabajo determinan, en mucho, la decisión del lugar donde se establecerán. En especial en el caso del refugiado extracontinental, indicó, por lo regular tiene un nivel educativo alto y prefiere las zonas urbanas. Los latinoamericanos, por lo general, se quedan en ciudades pequeñas, en las que es más fácil encontrar trabajo, pues en su mayoría son agricultores o artesanos, aunque últimamente los colombianos que llegan son gente preparada.

 

La especialista, quien ha trabajado en distintos organismos dedicados a la atención de los refugiados como Casa de los Amigos A. C. y el Centro Mexicano de Apoyo a Refugiados (Cemar), destacó que entre 1999 y lo que va del 2000 el flujo de la población refugiada en el país, es prioritariamente de África, después le sigue la de Latinoamérica y la de Europa Oriental.

 

Las fronteras se han abierto al nuevo concepto de refugiado extracontinental, pues se recibe mucha gente de África (Somalia, Ruanda, Angola, Congo y Liberia), Asia (India, Pakistán), Europa Oriental (la antigua Yugoslavia) y Medio Oriente (Afganistán, Irán, Irak).

 

Aclaró que esta situación es muy variable, “porque cuando brota un conflicto o estalla una guerra civil este perfil se modifica. Hace años México no recibía refugiados extracontinentales, era minúscula esta población; después de los años 90, al cerrarse las fronteras de Europa buscaron otros destinos”.

 

De esta forma, si bien en este momento el país no recibe tanta población latinoamericana como en los años 70 y 80, tiene un flujo importante de colombianos, peruanos y cubanos.

 

México, aseveró, es país de elección porque es visto como un “puente” a Estados Unidos y Canadá, los cuales cuentan programas específicos de atención a los refugiados, por lo que estas personas tienen como meta el solicitar en aquellos países asilo permanente.

 

Noemí Navarro comentó también que el fenómeno del refugio afecta más a las mujeres y los niños, quienes son los primeros desplazados en los conflictos internos. Sin embargo, resaltó que en México un 90 por ciento son varones en edad productiva de entre 18 a 40 años. El 10 por ciento restante son familias o mujeres con niños, quienes huyen de una persecución política muy dirigida.

 

Finalmente, consideró que la labor con refugiados es un campo de acción importante para los trabajadores sociales. Por tradición, aseguró, “hemos tenido áreas de trabajo muy específicas dentro de la asistencia y es también un espacio relevante”, concluyó.

 

 

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