9:00 hrs. Noviembre 19 de 2000
Boletín
UNAM-DGCS-777
EL PRÓXIMO GOBIERNO MANTENDRÁ LA POLÍTICA ECONÓMICA PARA BENEFICIAR
A LAS GRANDES EMPRESAS
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El investigador del IIEc, Arturo Ortiz Wadgymar, afirmó que la idea
del nuevo gobierno es completar el proyecto maquilador
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El problema presupuestal es que cada año se pagan 25 mil millones de dólares
de intereses en amortizaciones de la deuda externa
El
programa económico de la próxima administración mantendrá la misma línea del
actual gobierno, es decir, una política colegiada por el Departamento del
Tesoro de los Estados Unidos, el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI), en beneficio de las grandes empresas, afirmó Arturo Ortiz
Wadgymar, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
El propósito del
nuevo gobierno, indicó el investigador, es completar el proyecto maquilador
vinculado a la globalización para beneficiar al sector empresarial y reducir el
gasto social con este mecanismo.
Los
asesores del presidente electo planean reducciones presupuestales, conservar la
vigencia de los tratados de libre comercio y efectuar una ampliación de la base
fiscal, pero hasta ahora no han tocado el tema de la deuda externa, puntualizó
el universitario.
Según cifras el
Departamento de Estudios Económicos del Banco Nacional de México (Banamex)
hasta 1999 la deuda externa era de 166 mil 381 millones de dólares, de los
cuales 92 mil 290 millones de dólares corresponden a la pública y 55 mil 499
millones de dólares a la privada.
El compromiso con
la Banca de Desarrollo es de 14 mil millones de dólares, mientras que al FMI se
le deben 4 mil 468 millones de dólares.
El
pago de los vencimientos de la deuda es trimestral y una parte del dinero se
toma del blindaje financiero y la otra del presupuesto. Hasta ahora hay
absoluta disciplina financiera para saldar la deuda externa, por lo que los
organismos internacionales ofrecen al país más líneas de crédito y, aunque
existe la posibilidad de que México continúe endeudándose, también es una
garantía que tengan confianza en el país por ser buen pagador, resaltó el
investigador.
El verdadero
problema del erario, puntualizó, no es que se gaste en bonos sexenales para los
burócratas o en el combate a la pobreza, sino que pagamos anualmente 25 mil
millones de dólares en intereses y amortizaciones, lo cual es una sangría al
presupuesto de egresos, pues lo que queda es insuficiente para hacer frente a
las necesidades que tiene el país.
Blindaje
financiero
El blindaje
financiero es una línea de crédito que los organismos económicos
internacionales ofrecieron a México por primera vez en el mes de junio de 1999,
para hacer frente a los vencimientos de los pagos de la deuda externa y para
fortalecer su reserva monetaria.
Esta primera
disponibilidad de crédito fue de alrededor de 16 mil millones de dólares,
contratados para el 2001 por el actual gobierno. El 10 de julio de este año
hubo un segundo blindaje financiero, donde los organismos internacionales
ofrecieron líneas de crédito hasta por 26 mil millones de dólares para el 2001,
según datos de la Secretaría de Hacienda, afirmó Arturo Ortiz.
Con este segundo
blindaje, que avaló la alternancia en el poder, se intenta fortalecer al peso
para evitar que durante el cambio de gobierno ocurra un proceso devaluatorio y
para sostener el sistema financiero.
El blindaje
financiero como medida de emergencia está funcionando y resuelve el problema de
corto plazo para el gobierno en transición, sostuvo el investigador, ya
que “evita que en un momento dado no se
tengan recursos para hacer frente al pago de la deuda y ocurra un colapso, pero
no cambia en nada el monto de la deuda sino que la acrecenta”.
Ortiz Wadgymar
comentó que debido a los nuevos préstamos internacionales que hicieron posibles
el blindaje financiero para nuestro país es mucho más difícil demandar a los
acreedores una renegociación de los intereses, a pesar de que entre el pago de
éstos y las amortizaciones ya hemos pagado la deuda externa casi tres veces y,
con esas tasas, la deuda es impagable.
Probablemente el nuevo gobierno tenga que volver a solicitar el apoyo
de los organismos internacionales, frente a la carencia de recursos y la fuga
tan brutal de divisas que tenemos por el pago de la deuda y por importaciones,
pero por ahora no hay salidas o alternativas fáciles.
Nuestra propuesta a largo plazo es llegar a una renegociación de la
deuda y a una revisión de los tratados de libre comercio, los cuales son
desfavorables y no se respetan las cláusulas de salvaguardas ni los tiempos
acordados, además de que se negociaron de manera totalmente anárquica, ya que
las grandes empresas así lo han impuesto, concluyó el investigador
universitario.
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