15:00 hrs. Noviembre 9 de 2000


Boletín UNAM-DGCS-743

 

LA INDIGENCIA SE MANIFIESTA CADA VEZ MÁS EN LA POBLACIÓN JUVENIL

 

 

·        Elí Evangelista Martínez, profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, explicó que el número de mujeres indigentes va en aumento

·        Se requiere de la atención integral y la participación de los diversos sectores de la sociedad para solucionar este fenómeno.

 

 

La indigencia, fenómeno social relacionado con anterioridad a personas adultas o ancianas, hoy se manifiesta cada vez más en sectores juveniles, afirmó Elí Evangelista Martínez, profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, quien además destacó que el número de mujeres en esa condición va en aumento.

 

En un estudio realizado en 1996 conjuntamente por la ENTS y el entonces Departamento del Distrito Federal, se observó la existencia de cerca de 13 mil personas en estado de indigencia, ocasionada por diversos factores, como la ruptura del núcleo familiar, la carencia de afecto y reconocimiento, así como por la migración, explicó.

 

Con base en dichas estadísticas se encontró que el grueso de la población indigente estaba conformada por hombres; sin embargo, añadió, en los últimos años la población femenina en esa condición pasó del 20 al 30 por ciento. “En la actualidad se registra un aumento importante de mujeres; este fenómeno se vincula además a su exclusión en el ámbito laboral, a las adicciones y a la carencia de orientación sexual y reproductiva”, entre otros aspectos, indicó Evangelista Martínez.

 

De acuerdo con las cifras obtenidas en ese primer censo, se estableció que de los casi 13 mil indigentes registrados, la gran mayoría se ubica en las delegaciones políticas Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Iztapalapa, Azcapotzalco y Miguel Hidalgo. En las tres primeras concurren el mayor número de  indigentes.

 

El trabajador social comentó que además de tratarse de una población compleja y altamente vulnerable, los indigentes son un sector itinerante que “van de territorio en territorio, de acuerdo con sus posibilidades de subsistencia, por lo que es difícil establecer un sitio de permanencia específico”.

 

En este estudio, añadió, se conceptualizó a la indigencia a partir de la carencia de vivienda, alimentación, vestido y de todo beneficio social y económico.

 

Evangelista Martínez explicó que como parte del censo se clasificó a estas personas en tres grandes grupos: los institucionalizados, aquellas personas que carecen de alimento, servicios de salud, vestido, techo y vivienda pero que en su deambular cuentan con algún tipo de apoyo; los clásicos, el tipo de indigencia donde los sujetos viven un proceso de marginación y exclusión total. Generalmente se trata de personas con daño físico y mental severo.

 

Y, finalmente, está el denominado funcional, aquellos que pasan cierto tiempo en la calle pero conservan algún vínculo con la familia, aunque no es permanente.

 

Antes de este estudio –precisó el catedrático universitario–“prácticamente no se tenía algún tipo de elemento estadístico que permitiera conocer el número de personas en indigencia y sus rangos de edad”.

 

Las cifras de este censo señalan que 40 por ciento de los indigentes son originarios del Distrito Federal, mientras que el 60 por ciento restante provienen de diversas entidades del país. Además –abundó– 30 por ciento de esta población marginada padece alguna discapacidad, 25 por ciento es analfabeta y la mitad de los indigentes censados son personas de la tercera edad, la otra mitad son adultos de entre 18 y 59 años.

 

Comentó que desde 1997, basado en esta información estadística, se buscan alternativas diferentes a la asistencia social mediante programas integrales que permitan la rehabilitación física de esta población.

 

El universitario propuso como solución, en el mediano y largo plazos, un modelo de intervención que permita trabajar con los indigentes a través de las llamadas “redes de sobrevivencia”, es decir, todas aquellas personas que de una u otra manera tienen contacto con integrantes de esta población marginada.

 

En ese contexto, Elí Evangelista explicó que el programa consiste en que los comerciantes, sacerdotes o la comunidad de alguna colonia,  formen parte de esas redes. “No se trata de sacar a la gente de su realidad, como sucede con la forma de asistencia tradicional que lleva a los sujetos a los albergues para que después de un tiempo las mismas circunstancias lo conduzcan al ambiente de vulnerabilidad de que fue sustraído”.

 

De lo que se trata, precisó, es de un trabajo colectivo desde los mismos entornos de los indigentes y a partir de su realidad construir propuestas diferentes para generar circuitos alternativos de atención que apoyen la reconstrucción de la identidad de jóvenes excluidos.

 

La indigencia representa un grave problema y se requieren de múltiples factores para atacarla; sin embargo, dijo, muchas de estas personas, luego de tratamientos integrales pueden reincorporarse a sus núcleos familiares  y éstos a su vez trabajar con otros indigentes para rehabilitarlos.

 

Por último destacó la necesidad de que participen todos los actores que trabajan en la solución de este fenómeno social, instituciones educativas, organizaciones no gubernamentales, sociedad civil y el gobierno, para construir una iniciativa colectiva que permita abordar el problema de una manera integral.

 

 

--oOo--