Boletin: UNAM-2000/678 Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Martes, 17 de Octubre de 2000
LA CRISIS EN EL SECTOR ELÉCTRICO ES PROVOCADA: LETICIA CAMPOS

La inversión para generar electricidad ha crecido en márgenes menores que la demanda



· La red eléctrica nacional no puede ser separada para privatizarla parcialmente
El sector eléctrico en México no está en crisis, hay una situación provocada desde 1994, cuando comenzó a disminuir la inversión en la capacidad
para generar electricidad, lo que produjo el desequilibrio entre la oferta y la demanda de ese servicio, afirmó Leticia Campos Aragón, del Instituto de
Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.


Por primera vez en la historia de la industria eléctrica mexicana, explicó, las proyecciones sobre la demanda se han realizado con cifras menores al
crecimiento real, diferencia que causa rezago, reflejado en las cantidades que se invierten para aumentar la capacidad instalada para la generación.



El consumo de electricidad, indicó la académica, se relaciona de manera directa con el incremento del Producto Interno Bruto (PIB) y de la población,
pero a partir de 1993 ha disminuido el ritmo de crecimiento de la capacidad instalada, como si no aumentara el número de mexicanos y no se
necesitara más energía eléctrica.

Campos Aragón sostuvo que las plantas generadoras de electricidad, aún aquellas que se reservan para atender casos de emergencia o satisfacer
incrementos drásticos en la demanda, trabajan a toda su capacidad, lo que impide darles un mantenimiento adecuado.


Si los requerimientos crecen a un punto en el cual no haya suficiente producción para satisfacerla, se podrían presentar apagones en algunos
puntos del territorio nacional, porque sería necesario suspender el abasto para atender zonas que tienen prioridad.


La investigadora, quien dirige la revista "Problemas del Desarrollo" - que publica el IIEc-, señaló que por sus características, la electricidad no puede
ser almacenada en grandes cantidades. Eso significa que se consume en un momento determinado la que se genera en ese mismo instante. Por ello,
resulta importante que las estimaciones sobre el aumento de las necesidades sean precisas, para que vayan al mismo nivel que la oferta.


Desde su origen, añadió, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha tenido como una de sus funciones fundamentales construir plantas
productoras de energía eléctrica, lo que asegura el abasto oportuno y suficiente de este recurso y demuestra la enorme lealtad de las empresas
estatales hacia los usuarios de todo el país.


En la actualidad, la iniciativa privada tiene posibilidades de invertir en la generación de electricidad, la cual está obligada a vender a la CFE para que
este organismo la transmita a las subestaciones y la distribuya posteriormente a los usuarios.


Con este esquema, precisó Campos Aragón, se crean contratos de arrendamiento financiero que se suscriben mediante licitaciones públicas
internacionales, con los cuales el Estado, a través de la CFE, avala a la empresa que obtiene la licitación.


Con el crédito que obtienen las empresas, construyen las plantas y venden la electricidad contratada a la CFE, y finalmente al término del convenio,
la planta pasa a ser propiedad del Estado.


México, dijo, tiene una red eléctrica cuyas características son superiores a muchas que existen en países desarrollados. Esta red permite que en
caso de demanda excesiva o de fallas en una de las generadoras, otra pueda suplirla a fin de que no haya interrupciones en el suministro. Esto
permite también que los costos sean reducidos y las tarifas eléctricas del país sean de las más bajas del mundo.


Lo que pretenden quienes abogan por la privatización del sector es que la generación de electricidad, la transmisión y la distribución se separen y
así cada área pueda ser operada por inversionistas privados.


Esta medida no es posible, aseveró Leticia Campos, pues la red que tiene México no admite líneas adicionales, porque además aumentaría los costos
al multiplicarse los intermediarios, lo cual se reflejaría en las tarifas que están obligados a pagar los usuarios.


La experiencia internacional ya ha demostrado, puntualizó, que la separación de las tres áreas de la industria eléctrica no puede ser definitiva,
porque por sus características son monopolios naturales.
De este modo, las empresas que invierten por separado en cada una de las tareas del sector con el tiempo se reintegran, para unificar nuevamente
el proceso, porque es la manera más eficiente y económica de generación.


Campos Aragón destacó la necesidad de separar la administración entre las distintas áreas de la industria, pues de este modo se podría conocer
cuánto gasta y cuánto ingresa en cada una de las diferentes etapas, para agilizar los procesos administrativos y contables.


México, subrayó, requiere de una política integral para su estructura productiva, consecuente con su mercado interno, en la cual la industria
eléctrica, por su carácter estratégico, permanezca como actividad estatal.


El Estado, indicó, está obligado a proveer a la nación de este servicio tan importante para el desarrollo económico, pues no puede abandonarlo al
libre albedrío de las fuerzas del mercado, sobre todo cuando el país es subdesarrollado y estructuralmente dependiente.


Enfatizó en lo indispensable de reactivar la inversión en la capacidad instalada, y en la construcción de más plantas generadoras de energía, para
contar con la infraestructura capaz de abastecer los aumentos en la demanda de este insumo.


México tiene plantas que han incorporado tecnología de punta y el 90 por ciento de los recursos requeridos para producir electricidad provienen del
suelo nacional, indicó.


Con ello, concluyó, México podría contar con una industria eléctrica competitiva a nivel internacional, al estilo de la empresa estatal francesa, que
vende energía a gran parte de Europa, principalmente a Alemania e Inglaterra.
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