Boletin: UNAM-2000/641 Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Sábado, 07 de Octubre de 2000
MÉXICO CUENTA CON NORMAS QUE REGULAN LOS ORGANISMOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS

· El uso agrícola de estos organismos y el desarrollo de alimentos obtenidos a través de esta ciencia sí tiene marco regulatorio: José Luis Solleiro, del

Instituto de Ingeniería de la UNAM

· Continúa el XX Seminario internacional de economía agrícola organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas
Son especulaciones las afirmaciones de que México es utilizado como territorio de prueba de los organismos genéticamente modificados y de que la
introducción de productos en esta área ha sido en medio de una ausencia total de regulación, afirmó José Luis Solleiro, integrante del Instituto de
Ingeniería de la UNAM.

En México el uso agrícola de estos organismos y el desarrollo de alimentos obtenidos a través de esta ciencia tiene un marco regulatorio bien
definido. “Desde mediados de los ochenta contamos con normas completamente compatibles con las directrices europeas y de los institutos
nacionales de salud de Estados Unidos”, subrayó el biotecnólogo universitario.

Al participar en la videoconferencia Potencialidades y riesgos de las tecnologías biológicas y el cuidado de los recursos naturales, José Luis Solleiro
afirmó que la biotecnología agrícola nos ha llevado a tener los alimentos más estudiados y evaluados en la historia de la humanidad, toda vez que
cuando se supera la etapa de la investigación y pasa a la producción debe ajustarse a las leyes no escritas de la economía de mercado.

La agricultura es una de las empresas con más riesgos, pues se trabaja con entes biológicos que responderán al medio ambiente natural, en
muchas ocasiones, de forma impredecible. En ese sentido, agregó, en México el potencial de las nuevas biotecnologías ha sido reconocido y se ha
impulsado la creación de infraestructura y recursos humanos para su desarrollo.

En ese contexto, Solleiro explicó que desde 1988 se creó un Comité Nacional de Bioseguridad Agrícola, cuyo sustento legal para su operación –dijo-
derivó en la Ley Federal de Sanidad Vegetal, que contempla los requerimientos fitosanitarios para la utilización de organismos genéticamente
modificados.

En enero de este año, abundó, se logró el acuerdo internacional de bioseguridad, conocido como Protocolo de Cartagena, que establece estándares
para documentar el movimiento transfronterizo de organismos genéticamente modificados y fija los requerimientos técnicos de evaluación de riesgo.


Durante su exposición, enmarcada en el XX Seminario internacional de economía agrícola del tercer mundo, que organiza el Instituto de Economía, el
investigador universitario reconoció que ante la ausencia de información científica no se debe asumir que esto significa ausencia de riesgo; por ello,
afirmó, tenemos que trabajar en la generación de datos para contar con evaluaciones de riesgo fidedignas.

En el desarrollo de alimentos genéticamente modificados, se han establecido regulaciones sobre el tipo de pruebas para asegurar la inocuidad de un
alimento, de manera que ofrezca tranquilidad al consumidor, subrayó.

Uno de los objetivos de la regulación de los alimentos, explicó José Luis Solleiro, es favorecer el comercio internacional al tiempo que se le da
seguridad al consumidor y establecer una plataforma para que no se erijan barreras técnicas al comercio.

En ese sentido, el investigador universitario demandó avanzar en la economía de la producción de los alimentos hacia esquemas que atiendan mejor
a las tipologías de calidad y esto depende, concluyó, de la existencia de mejores mecanismos de difusión de las innovaciones.


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