Boletin: UNAM-2000/618 Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Lunes, 02 de Octubre de 2000
NO HAY CONDICIONES POLITICAS PARA PRIVATIZAR EL SECTOR ENERGÉTICO

· Indispensables nuevas acciones para mejorar su competencia y eficiencia



· El gobierno de Vicente Fox buscará abrirlo a la inversión privada



· Se requieren nuevas exploraciones, ya que Pemex no lo ha hecho en la última década

Para que el sector energético crezca de forma rápida y satisfaga la demanda interna de combustible y electricidad, como lo ha establecido el equipo
de transición de Vicente Fox, se tienen que tomar nuevas medidas que permitan mejorar su competencia y eficiencia, advirtió David Shields, analista
de asuntos energéticos, durante la mesa redonda El futuro de la política energética en México, organizada por la Facultad de Economía.

Agregó que este sector "no se va a privatizar porque no hay las condiciones políticas para ello, aunque podría ser factible la aprobación de algún
tipo de reforma que abra nuevos espacios al capital privado".

En el aula Ifigenia Martínez de la FE, Shields señaló que al hablar de competitividad se tienen que analizar dos ámbitos: por una parte, se pretende
promover que las empresas públicas sean más eficientes y menos burocráticas, que tengan recursos para su desarrollo y autonomía de gestión, y
por el otro, Fox buscará abrir el mayor número de espacios para la inversión privada en el sector, la cual tendrá la responsabilidad de financiar y
agregar la mayor parte de la nueva infraestructura energética del país.


Explicó que se busca que las empresas de este sector tengan recursos para su desarrollo, lo cual no ha sucedido, "Pemex no ha realizado
exploraciones en los últimos 10 o 15 años, no se han buscado campos para sustituir los que en la actualidad generan la producción".

Además, "no se ha definido el potencial petrolero, no se han modernizado las grandes refinerías, ni las petroquímicas. Para ello se necesitan
recursos y no se ve de dónde puedan venir ", recalcó.


Dijo que también se habla de una autonomía de gestión en las empresas públicas y de un cambio en el régimen fiscal de Pemex, ambos son grandes
retos hacia la competitividad que todavía no se sabe cómo se logrará.

En su oportunidad, Rosío Vargas, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, habla sobre el petróleo en el actual debate electoral de
Estados Unidos y dijo que la política petrolera de ese país está diseñada con criterios meramente electorales.

Dijo que no se ha tomado en cuenta la seriedad de la actual situación para los países consumidores, en particular para Estados Unidos, por los
precios que ha alcanzado el petróleo en el mercado externo, y el de las gasolinas en el interno.

Señaló que el electorado estadounidense se mueve, sobre todo, por su bolsillo. Es decir, las repercusiones de la situación económica son las que
influyen en él y, en este sentido, la percepción del alza de los petroprecios puede ser definitiva para quien gane la contienda electoral.

La investigadora dijo que la propuesta energética del candidato demócrata Al Gore es apoyar la política de Bill Clinton, de ir con los países
productores y convencerlos de las bondades de buscar un rango de precios entre 20 y 25, aunque también es aceptable entre 22 y 28.

La estrategia es promover las alianzas, buscar los puntos de convergencia con productores importantes como Arabia Saudita y Kuwai, con los que
ha encontrado una respuesta favorable, así como convencer a México y otros no miembros de la OPEP de que a todos conviene una estabilidad de
precios, pues un proceso inflacionario en EU se puede revertir en contra nuestra.

El republicano George Bush hijo ha recibido alrededor de 106 millones de dólares de compañías petroleras para su campaña, por lo tanto responde a
los intereses de éstas en términos de su estrategia petrolera internacional.

Su propuesta no busca reducir la dependencia petrolera de Estados Unidos, pero sí establecer alianzas con países productores. Propone alentar la
explotación y los acuerdos para desarrollar un mercado de gas natural de América del Norte, con Canadá y México.

Rosío Vargas comentó que históricamente México ha sido funcional a las diferentes estrategias energéticas de Estados Unidos, como se demuestra
con la aceptación de Luis Téllez a la solicitud del secretario de Energía estadounidense de aumentar la oferta petrolera cuando se requiere y de no
acudir a la cumbre de la OPEP en Venezuela.

Sin embargo, en la actualidad México ha establecido límites a su plataforma de producción y exportación, que ya de por sí es alta, y esto va a tener
un impasse hasta diciembre, cuando nuestro país tendrá la posibilidad de aumentar 200 mil barriles diarios para cubrir las demandas de oferta con la
que van a contribuir los productores.

Por último, Miguel García Reyes, catedrático del Centro de Estudios de Africa y Asia del Colegio de México, reconoció que hay una gran sumisión de
México a la política energética de Estados Unidos, y eso, lejos de traernos beneficios, nos ha perjudicado.

"Actualmente no tenemos un gobierno fuerte, está por entrar otro, y no hay una fuerza que pueda actuar en el mercado. Además, a éste lo
controlan los países consumidores, quienes determinan las reglas".


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