Boletin: UNAM-2000/603
Lugar: Ciudad
Universitaria
Fecha: Miércoles, 27
de Septiembre de 2000
SE REQUIEREN MÁS PROGRAMAS DE LECTURA Y ESCRITURA PARA DISCAPACITADOS
Para lograr un mundo más justo y con mayor igualdad de
oportunidades para todos, es urgente desarrollar programas de promoción a la
escritura y a la lectura, en texto o braile, para las personas con discapacidad
auditiva y visual, aseguró María Trinidad Román, investigadora del Centro Universitario
de Investigaciones Bibliotecológicas (CUIB).
En la inauguración del Seminario sobre la lectura y
escritura significativas para grupos con discapacidad auditiva y visual,
organizado por el CUIB, apuntó que el fomento a la lectura y escritura es un
verdadero desafío que se debe enfrentar de manera multidisciplinaria. “El reto
es grande, pero también los beneficios y soluciones”.
En la Casa Universitaria del Libro, María Trinidad Román
informó que de acuerdo con datos publicados por la Organización Mundial de la
Salud (OMS), en 1996 había en el país tres millones de personas con
discapacidad auditiva y un millón con discapacidad visual.
Por ello, señaló que se deben romper las barreras que
obstaculizan el uso de la lectura y escritura significativas, en personas con
discapacidad tanto auditiva como visual.
Indicó que la lectura y escritura significativas son
aquellas que se experimentan como algo que tiene sentido en la vida de la
persona; es decir, que les es interesante, motivante e, incluso, necesario para
su desarrollo y realización personal.
En ese sentido, destacó la necesidad de desarrollar el deseo
de leer y escribir en todos los sectores de la población, pero en particular
con aquellos que la vida les plantea un reto mayor, pues la lectura y escritura
contribuirán de manera importante a trascender su desventaja.
“No podemos permitir –acotó- que ningún grupo quede excluido
de estas poderosas herramientas de comunicación que contribuyen a contrarrestar
la desventaja física, pues son instrumentos de transformación, crecimiento,
autocreación y florecimiento del potencial interno de la persona”.
Puesto que la lectura o escritura, ya sea en texto o en
braile, son uno de los principales medios de educación, se requiere que las
sociedades sean lectoras y capaces de escribir, como una forma de elevar el
nivel y calidad de vida de las personas.
Ante decenas de discapacitados auditivos y visuales, e
integrantes de asociaciones e instituciones de ayuda a esos grupos, la
investigadora dijo que leer y escribir son extraordinarios instrumentos de
comunicación y comprensión de experiencias, sentimientos, conocimientos,
información y diversión; son medios que abren horizontes y posibilitan acceder
a la comunicación más allá de la relación interpersonal, sin límite de tiempo y
espacio.
Reconoció que de todas las formas de expresión leer y
escribir son las que exigen mayor esfuerzo, especialmente de las personas con
alguna discapacidad, pero también son las que tienen más posibilidades de
riqueza de ideas.
“Leer y escribir exigen mayor atención y concentración
continua que lo visual para un sordo o lo auditivo para un ciego. Pero lo leído
o escrito se fijará por lo mismo, con más intensidad en las neuronas”, añadió.
La lectura y la escritura son un entrenamiento para la
concentración y representación simbólica, lo cual estructura el intelecto y, a
su vez, favorece el desarrollo de la imaginación y creatividad, así como también
amplía el conocimiento. Por el contrario, no leer y no escribir es una forma de
marginación.
En su intervención, la escritora Margarita Robleda, autora
de más de 50 cuentos para niños, dijo haber descubierto que hay dos tipos de discapacidad
visual: la de los que tienen problemas con el órgano de la vista, y la de
quienes carecen de la sensibilidad para leer, observar y reparar en los
pequeños detalles que son los que, en su mayoría, hacen la gran diferencia.
Aseguró que la literatura ha sido y siempre será una luz en
las sombras, voz en el silencio, presencia en la soledad, consuelo en la
incertidumbre y un hálito de la vida en la antesala de la muerte en que se
convierte la vida moderna.
Por ello -comentó- "es necesario que los creadores
encontremos los vehículos adecuados para lograr comunicarnos con las personas
de distintas discapacidades visuales y auditivas para ofrecerles, con la
palabra, un rayo de luz en las sombras".
En su intervención, Alicia Molina, directora de Alternativas
de Comunicación A.C., dijo que cuando nace un niño con una discapacidad
"los padres enmudecemos; detrás de ese mutismo está el miedo, la
incertidumbre sobre su capacidad, la inseguridad de que nos comprenda o el
miedo de hacerle evidente su discapacidad y revelar nuestras propias
incapacidades".
Sin embargo, comentó que el niño que no oye, el que no ve,
el que no puede desplazarse y el que tiene menor nivel de comprensión,
necesitan más apoyos para entender, organizar y construir la realidad,
necesitan más narraciones.
Reconoció que tanto padres como maestros tienen que buscar
métodos que faciliten la lectura, pensar cuál es la vía más adecuada a las capacidades
y no a las discapacidades de cada niño. Mantener viva la llama del interés,
usar diariamente la escritura para que aprendan cuántas cosas útiles se hacen
al escribir y leer.
Al inaugurar el seminario, Elsa Ramírez Leyva, directora del
CUIB, comentó que en México la lectura es un problema amplio y urgente de
atender, con el fin de que el país logre un proceso democrático auténtico y
pueda participar en la nueva sociedad de la información, con ciudadanos
capacitados para acceder a ella para su superación y beneficio.
Sostuvo que la lectura no puede ser un factor de exclusión
por falta de competencias y alternativas, ya que es una actividad fundamental
en la vida de los seres humanos, puesto que representa la posibilidad de
ampliar los horizontes, mejorar las condiciones de vida y abrir oportunidades
para el
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