Boletin: UNAM-2000/581
Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Miércoles, 20 de Septiembre de 2000
TRIVIALIZAN LOS TALK SHOWS LOS
PROBLEMAS DE LA SOCIEDAD
La sociedad mexicana se
encuentra, de alguna manera, aprisionada por el poder tecnológico y económico
de los medios electrónicos de comunicación, afirmó Benjamín Domínguez Trejo,
catedrático de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
La televisión, explicó, es
sumamente atractiva, por lo que resulta muy difícil sustraerse y percatarse de
que una buena cantidad de sus contenidos no corresponden a la realidad.
En el caso de los talk shows,
precisó, esa dificultad es aún mayor, pues después de ver las escenas que se
transmiten en esos programas, poca gente tiene la capacidad de recordar que se
trata de puestas en escena.
Al participar en una mesa
redonda sobre talk shows realizada en el auditorio de la FP, en la que también
estuvieron el médico psiquiatra Ernesto Lammoglia, la escritora Guadalupe
Loaeza, el publicista Alejandro Segura Millán y el periodista Guillermo Ibarra,
Benjamín Domínguez aseguró que los talk shows afectan la integridad psíquica de
los espectadores.
El público que sintoniza esos
programas, apuntó, carente muchas veces de niveles educativos suficientes, no
tiene la capacidad de discernir entre la ficción y la realidad cuando los ve.
En su intervención, la
escritora Guadalupe Loaeza criticó la amoralidad con que se producen esos
programas, en donde se trivializan los problemas humanos.
Loaeza señaló que en los talk
shows existe una complicidad entre los conductores y los invitados en los que la
única víctima es el espectador. La escritora calificó como inmora utilizar este
tipo de programas para mejorar sus niveles de audiencia, pues es lamentable,
dijo, regodearse en los conflictos de otros.
El problema con los talk
shows, puntualizó la escritora, es que no dejan ningún mensaje útil a quien los
mira y aún así tienen un gran número de espectadores, quienes son atraídos por
la morbosidad.
Ernesto Lammoglia señaló que
los productores de estos programas se defienden ante las críticas con el
argumento de la libertad de expresión. Esa respuesta, añadió, es una falacia,
pues lo que en verdad tratan de proteger es de la libertad de los concesionarios
de las televisoras para hacer lo que les venga en gana.
Los talk shows, aseveró,
constituyen un “patético proceso de comercialización de la mentira” y no puede
existir comunicación si se utiliza aquélla en los medios de comunicación.
Guillermo Ibarra, por su
parte, indicó que en el debate en torno a la libertad de expresión como un
derecho humano, referido a los talk shows, no debe soslayarse el derecho a la
dignidad humana, igual o más importante que aquél.
La democracia, puntualizó, no
se basa únicamente en el derecho a la información y la libre expresión, sino en
el conjunto armónico de todos los derechos humanos.
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