Boletin:          UNAM-2000/551

Lugar: Ciudad Universitaria

Fecha: Lunes, 11 de Septiembre de 2000

 

PLAGUICIDAS: UN RIESGO INMINENTE POR SU MALA UTILIZACIÓN

 

 

El uso de insecticidas de manera constante y sin control en los hogares, afecta las vías respiratorias así como los sistemas digestivo y nervioso central de las personas, debido a que la mayoría de este tipo de sustancias son liposolubles, es decir, la piel los absorbe y tienen un efecto de permanencia en el ambiente y de acumulación en el organismo humano, afirmó René Rosiles Martínez, jefe del Departamento de Toxicología de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVyZ) de la UNAM.

 

Rosiles Martínez aseguró que todos los plaguicidas son peligrosos debido a que el riesgo de exposición es alto, por lo que es importante manejarlos de manera controlada, afirmó.

 

Indicó que aunque los productos permitidos para uso doméstico son biodegradables, no es recomendable utilizarlos. “El plaguicida es el último recurso; pero definitivamente la higiene y el control de desperdicios evitarán la aplicación de estas sustancias, por lo que debemos impulsar la cultura de prevención”, agregó.

 

La mayoría de los daños producidos por exposición a este tipo de compuestos son por su uso excesivo, indebido e inadecuado, aseguró Rosiles Martínez. “Si un ser humano llega a consumir plaguicida sufrirá los mismos efectos tóxicos que la plaga y el daño dependerá de la dosis ingerida, pero generalmente lo que se presenta es la exposición continua a pequeñas cantidades del plaguicida, que pueden ser acumulativas por el consumocotidiano”, enfatizó.

 

Existen cuatro grandes grupos de plaguicidas: los órgano-clorados, que permanecen por largo tiempo en el ambiente y su efecto es lento; los órgano-fosforado, que son de corta duración pero de reacción violenta; y de los derivados del ácido carbónico y de las piretrinas. Los dos primeros son los de uso más frecuente.

 

Los plaguicidas órgano-clorados, explicó, afectan el sistema nervioso central y generan incapacidad de reacción inmediata en casos de emergencia,

dañan el desarrollo físico y mental, además con frecuencia ocasionan alteraciones en la conducta del individuo. Por su parte, los órgano-fosforados perjudican la coordinación en los movimientos y ocasionan intranquilidad en la persona.

 

La normatividad para la fabricación y uso de este tipo de productos está establecida en el Diario Oficial de la Federación y controlada por las secretarías de Salud y de Agricultura, pero no existe un organismo dedicado, exclusivamente, a la vigilancia en la aplicación de las normas, “esto está bajo la ética y habilidad profesional de los técnicos”, señaló el académico.

 

Rosiles Martínez aseguró que en la agricultura el uso excesivo o la aplicación de un plaguicida no indicado para la zona y el tipo de cultivo puede causar la muerte del vegetal y, a largo plazo, erosionar el terreno. “Los plaguicidas sistémicos son absorbidos por la planta y pueden llegar al consumidor, es por eso que se establece un período de eliminación, en el que el productor debe esperar un tiempo para que el plaguicida se degrade antes de poner el vegetal a disposición del público”, precisó.

 

Las investigaciones, dijo, indican que los plaguicidas continuarán utilizándose en la agricultura porque sí generan un beneficio, pero la intención es que éstos sean biodegradables.

 

“Actualmente –añadió- existe mucha información sobre el control biológico de las plagas, que consiste en inducir la proliferación de una especie que terminará con los insectos indeseables, de manera calculada, para no tener que recurrir a drogas que alteren el equilibrio ecológico”.

 

Una actitud negligente es seguir el consejo de personas líricas o improvisadas en la materia, ya que no es suficiente comprar el producto y aplicarlo, se debe consultar a los expertos para no sufrir consecuencias lamentables, concluyó el especialista.

 

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