Boletin: UNAM-2000/535
Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Martes, 05 de Septiembre de 2000
LA CAPACIDAD TECNOLÓGICA Y EL
DESARROLLO MEDIRÁN LA INDEPENDENCIA Y LA SOBERANÍA DE LOS ESTADOS
La capacidad de los países
para producir el cambio tecnológico y el desarrollo, así como la creación de
innovaciones serán los instrumentos que midan la independencia y soberanía de
los Estados, aseguró Georgina Sánchez, directora ejecutiva de Asesores
Internacionales en Prospectiva.
Al dictar la conferencia
inaugural del Seminario Economía-Ciencia-Tecnología, que con el tema
Tecnología, desarrollo y universidad: México 2000 organizó el Instituto de
Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, manifestó que a pesar de ello
México ha optado por políticas que dan poco margen a la inversión en ciencia y
tecnología, además de que a pesar de las fuertes sumas dedicadas a la
educación, existe un déficit importante en inversión en capital humano.
En el auditorio Ricardo Torres
Gaytán del IIEc, en presencia de la directora de esa dependencia, Alicia Girón,
adelantó que esa situación traerá consecuencias sobre la cohesión y los futuros
sociales de México al establecer dinámicas de desarrollo diferenciado entre
regiones, sectores socioeconómicos, generaciones, áreas urbanas y rurales, y,
en general, tendencias hacia la atomización social.
La especialista explicó que, a
finales del siglo XX, la economía tiene por motor principal el cambio
tecnológico. Desde hace más de 25 años la economía internacional abandonó la
parte mayoritaria de industrialización para pasar a la economía de servicios y
de ésta a la economía basada en el conocimiento relevante para la producción y
la creación de mayor riqueza, y para el mejoramiento de la calidad de vida
humana bajo condiciones de equidad.
Mencionó como factores de la
economía del conocimiento la incorporación de la “alta” tecnología a la vida
cotidiana, la disponibilidad de información y la rapidez con que ésta fluye,
entre otros; de ahí que una de las fuerzas motrices del cambio sea el trabajo
en equipo nacional e internacional, además de los mecanismos de cooperación
entre investigadores, así como de éstos y las empresas, las estructuras
transdisciplinarias y transnacionales.
Georgina Sánchez dijo que en
los próximos 30 años las revoluciones tecnológicas influirán en la vida
cotidiana de los seres humanos de manera más trascendental que el conjunto de
todas las innovaciones tecnológicas del Siglo XX. En este proceso la tecnología
significa procesos e ideas innovadoras.
El rápido desarrollo
tecnológico y la economía basada en el conocimiento son tendencias profundas e
irreversibles. Sin embargo, en las sociedades en las que se han aplicado
intensivamente estos procesos, como Europa y Estados Unidos, se ha producido la
rápida creación de mayor riqueza y a la vez la intensiva polarización en la
distribución de ésta.
Así, añadió, esa economía deja
atrás a los grupos sociales que no tienen acceso al conocimiento y genera
efectos excluyentes como desempleo, pobreza y marginación que afectan la
cohesión social.
"Sin embargo, es una
tendencia irreversible y oponerse a ella mediante políticas proteccionistas y
el cierre de fronteras incrementaría directamente la exclusión, la pobreza y la
atomización social".
El desarrollo de nuevas
tecnologías tendrá impacto sobre los modos de vida y producción de los
mexicanos, pero también tendrá nuevos efectos políticos, sociales, culturales y
éticos. "Hacia el año 2025, los diferentes ámbitos de la vida del hombre
estarán interrelacionados por redes de telecomunicaciones. Las nuevas
tecnologías tendrán efectos hacia una mayor socialización de la información,
una mayor integración cultural internacional y, por lo tanto, de una mejor
definición de lo propiamente nacional, una sociedad más participativa en
procesos que antes se reservaban a los científicos y presiones hacia la
democratización y transparentación de los gobiernos".
Recordó, empero, que en el
presente, 96 por ciento de la fuerza de trabajo de México no cuenta con
educación media superior o superior; y que el gasto por habitante en
investigación y desarrollo es de 23 dólares, mientras que en Estados Unidos es
de 681 y en Canadá de 346; en Grecia de 53 y en Portugal de 76 dólares.
El gasto en investigación y
desarrollo como proporción del PIB entre 1990 y 1997 fue de 0.35 por ciento.
México tenía empleados en investigación y desarrollo a cinco investigadores por
cada 10 mil individuos, contra un promedio de 45 investigadores en los países
de la OCDE.
Por ello, México se encuentra
bajo una doble presión: por una parte la de integrarse a la economía del
conocimiento y su participación en las tendencias internacionales de la producción
y el conocimiento, y por la otra, la de contar con los recursos para lograrlo.
El camino que produce mayor
cohesión social es el acceso equitativo a la educación, la ciencia y la
tecnología; esa es la única alternativa "aunque para ello haya que sacrificar
las ganancias económicas y políticas de corto plazo". Los futuros sociales
de México dependen tanto de la voluntad política de los gobiernos, como de la
conciencia colectiva de la sociedad, finalizó.
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