Boletin: UNAM-2000/519
Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Viernes, 01 de Septiembre de 2000
EL TRANSPLANTE DE ÓRGANOS,
DESMITIFICA LA CONCEPCIÓN DEL CUERPO HUMANO
La donación de órganos pone en
juego la manera de concebir y asumir la relación con el cuerpo humano, su
naturaleza y los límites para disponer deél, afirmó Juliana González,
catedrática emérita de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL).
Durante su intervención en la
segunda jornada del seminario “Temas selectos de derecho y salud”, la académica
se refirió a los aspectos éticos del trasplante de órganos y destacó que el
tema requiere ser abordado con prudencia, para no soslayar los límites éticos
necesarios para todo avance tecnológico.
Esto plantea, consideró, la
confrontación entre las distintas visiones del cuerpo humano que tienen la
religión y la ciencia: una visión sacralizada y atávica, por un lado, y la otra
que a veces no distingue el cuerpo humano del animal.
De lo que se trata, expresó la
académica, es de repensar el cuerpo no como una mercancía, sino como un valor
que le dé un nuevo sentido a la existencia humana.
En la segunda sesión del
seminario organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ)
también se analizaron las reformas a la Ley General de Salud en materia de
trasplantes, en una mesa redonda en la que participaron Ingrid Brena Sesma, del
IIJ; Mario Melgar, profesor de la Facultad de Derecho e Iram Ramírez Tena, del
Consejo Nacional de Trasplantes.
Mario Melgar explicó que en
las reformas a la legislación en materia de trasplantes se buscó facilitar esta
práctica al eliminar la exigencia del consentimiento por escrito del donador,
por la aceptación tácita o presunta por parte del donador y que se pidiera,
además, la aprobación de los familiares.
Estas reformas, precisó,
modificaron los conceptos de vida y muerte, y obligaron a repensar qué es el
cuerpo, cuáles son sus partes y a quién pertenece. En este aspecto, señaló, el
derecho sobre el cuerpo se ve superado por el derecho a la vida y, sobre todo,
por el derecho constitucional a la salud.
El académico mencionó que las
nuevas disposiciones legales establecen que el transplante de órganos se debe
realizar exclusivamente con fines terapéuticos y no científicos, para evitar la
generación de un mercado de órganos, lo cual constituye un delito y se agravó
la penalidad con las reformas. Se prohibe, asimismo, que los menores sean
donadores vivos, con excepción de los trasplantes de médula ósea, por la
capacidad regenerativa de ésta.
Un aspecto de las
modificaciones a la Ley General de Salud con relación a la ablación de órganos,
destacó el catedrático, es el relativo a la muerte cerebral, ahora considerada
como irreversible, aunque persistan los signos vitales. Esta concepción de la
muerte cerebral posibilita aprovechar el tiempo entre ésta y la desaparición de
los signos vitales, de este modo, se puede disponer oportunamente de los
órganos del paciente con fines de trasplante.
Por su parte, Iram Ramírez
Tena, del Consejo Nacional de Trasplantes –órgano creado a partir de las
modificaciones a la Ley General de Salud- señaló que en la actualidad se cuenta
con 176 unidades autorizadas para realizar trasplantes de órganos.
Informó que en 1999 en estos
centros se llevaron a cabo 2 mil 500 intervenciones y se espera que para el año
2003 el potencial operativo de dichas unidades crezca de dos a tres veces.
Ramírez Tena subrayó que una
de las necesidades más urgentes para desarrollar con éxito trasplantes de
órganos en México es contar con un mayor número de ambulancias, lo cual
permitirá un traslado rápido de los órganos para ser utilizados en pacientes.
Genoma humano y discriminación
En la sesión también se
debatió el tema del genoma humano, en una mesa en la que participaron Marcia
Muñoz de Alba, Nuria González y Manuel Becerra Ramírez, del IIJ; Antonio
Velázquez, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, y Marta Sánchez, del
Colegio de México.
Antonio Velázquez señaló que
los conocimientos sobre el genoma humano y la determinación genética de ciertas
enfermedades son delicados y no deben ser la vía para el surgimiento de
seudociencias que justifican a movimientos eugenésicos y racistas.
Por el contrario, abundó, los
avances en el estudio del genoma humano deben enfocarse al desarrollo de la
medicina genómica, lo cual permitirá conocer el riesgo que tienen las personas
de contraer ciertas enfermedades y la posibilidad de preparar medicamentos “a
la medida”.
Asimismo, indicó, ante el
riesgo real de que la genómica abra las puertas a la discriminación, se
requieren políticas antidiscriminatorias activas y no pasivas.
Por su parte, Manuel Becerra
Ramírez abordó la temática referida a la patentabilidad del genoma humano y
afirmó que en la actualidad ya hay naciones donde pueden patentarse organismos
multicelulares vivos, lo cual permite pensar que en el futuro se podrá dar
protección jurídica a la información genética.
El académico refirió numerosos
casos de patentes sobre líneas celulares y tejidos. Mencionó el caso de una
molécula de sangre portadora de la célula “T” que produce la leucemia que fue
patentada y pertenecía a una persona que no padecía esa enfermedad.
Derechos humanos
imprescindibles en el sector salud
Al participar en la mesa
Instituciones para la promoción y la defensa de la salud, Héctor Hernández,
miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM y representante de la Comisión de
Arbitraje Médico, señaló que aún cuando los derechos humanos se plantean como
imprescindibles, inalienables, irrenunciables y universales, las condiciones
políticas, sociales y culturales son las que les otorgan factibilidad en un
tiempo y espacio específicos.
En este sentido, consideró que
en la relación entre los derechos humanos y la salud se presentan tres
situaciones de conflicto: “primero, las políticas y programas pueden limitar
ciertos derechos individuales; segundo, los problemas de responsabilidad
profesional o institucional por impericia y negligencia constituyen una amenaza
al derecho a la protección a la salud; y tercero, en la definición en la bases
para el acceso a los servicios, los derechos humanos pueden ser afectados en
los principios de igualdad y equidad”.
En su oportunidad, Manuel
Velázco, presidente de la Comisión Nacional de Bioética, aclaró que las
instituciones para la protección y promoción de la salud no fueron creadas para
defender a ese sector, sino para la protección de los derechos de los pacientes
y sus familiares.
Asimismo, puntualizó que en
los últimos años la bioética se ha convertido en una disciplina indispensable
para garantizar rectitud y honestidad en todas las acciones realizadas a favor
de la salud y la vida.
--0o0--