Boletin: UNAM-2000/499 Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Sábado, 26 de Agosto de 2000
UNIVERSITARIOS LOCALIZAN AGUA EN EL DESIERTO CHIHUAHUENSE

· En México casi el 60 por ciento del territorio es desértico y podría ser utilizable, estiman expertos



· Los investigadores de la UNAM comenzaron un proyecto para detectar mantos acuíferos
Investigadores de los institutos de Ecología y Geofísica de la UNAM localizaron agua a menos de 15 metros de profundidad en el desierto
chihuahuense, lo que representa el inicio de un proyecto basado en métodos geomorfológicos, análisis de suelos e indicadores biológicos, para
detectar mantos acuíferos poco profundos para la extracción del líquido en los desiertos del país.

Alfonso Valiente-Banuet, investigador del Instituto de Ecología de esta casa de estudios, informó que se calcula que el 60 por ciento del territorio
nacional es desértico, pero son zonas de enorme potencial para el desarrollo del país, por lo que se requiere mayor investigación al respecto.

El estudio se realiza en la zona poblana-oaxaqueña y en el desierto chihuahuense, principalmente en una región de abanicos aluviales -depósitos de
material por procesos de transportación de agua en el pasado-, donde se ha localizado el líquido a menos de 15 metros de profundidad.

Dijo que estos descubrimientos contrastan con las excavaciones profundas que, a 200 ó 300 metros, se efectúan en otros lugares, las cuales
tienen un alto costo y el agua encontrada muchas veces no tiene una buena calidad.

En las zonas áridas están asentadas ciudades importantes como Coahuila, Hermosillo, San Luis Potosí, Ciudad Victoria, Tehuacán, Guaymas y La
Paz, entre otras, en donde también se encuentran más de 20 grupos étnicos.

“La alta densidad poblacional que hay en estos sitios representa un punto importante para la planificación y localización del suministro de agua, por
lo que es de suma importancia el apoyo a la investigación que es la base de la solución de problemas como éste en el país”, aseguró
Valiente-Banuet.

El objetivo del proyecto es trabajar con los depósitos superficiales de agua concentrada en miles de años, por lo que necesitamos analizar los
cauces de los ríos que alguna vez existieron para así determinar la humedad real”, informó.

Los desiertos mexicanos

El desierto genera diversos tipos climáticos como los semisecos, secos, semiáridos, áridos e hiperáridos, en éste último llueve menos de 50
milímetros de agua al año y solamente existe un lugar en el país con estas características: el Gran desierto de altar, ubicado dentro del desierto
sonorense.

Existen cuatro principales zonas áridas: la más grande es el desierto chihuahuense, que abarca los estados de Chihuahua, Zacatecas, Coahuila,
Durango, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, una parte de Querétaro, Aguascalientes e Hidalgo; y consta de 478 mil kilómetros, además
alcanza a los condados de Texas y Nuevo México, en Estados Unidos.

El segundo en importancia por su extensión, es el conocido como desierto sonorense, que cubre gran parte de la península de Baja California y
Sonora, incluye los estados norteamericanos de Arizona y una parte de California, tiene alrededor de 275 mil kilómetros cuadrados.

La zona desértica poblana-oaxaqueña cuenta con 10 mil kilómetros cuadrados y tiene terrenos áridos y semiáridos; mantiene alrededor de mil
especies vegetales utilizables para efectos medicinales, alimenticios y de construcción, lo que representa aproximadamente el 20 por ciento de la
flora útil de México. La última zona desértica importante es la veracruzana, en la región oriental, entre Puebla y Veracruz.

Alfonso Valiente-Banuet detalló que debido a la ubicación geográfica hay varios desiertos en el territorio nacional, ya que el país se encuentra
dentro de las franjas mundiales de desiertos -entre los 15 y 30 grados de latitud, tanto norte como sur del mundo-. “Esta posición latitudinal nos
coloca a la par de los desiertos de África y Rusia”.

Abundó que influye también el hecho de que el país está rodeado por las montañas Sierra Madre Oriental y Occidental, que ocasionan lo que se
conoce como “sombras de lluvias”. Es decir, como en los lados de las montañas que dan al mar siempre son húmedos se concentra la vegetación
exuberante; mientras en el otro lado, conocido como altiplano, se agrupan los sistemas secos, porque detienen la entrada de viento húmedo al país.

Industrialización de zonas áridas

De toda la flora de México -calculada en 25 mil especies conocidas-, los desiertos mantienen el mayor número de variedades típicas y la generalidad
de ellas tienen potencial de aprovechamiento. En el desierto chihuahuense existen cuatro mil diferentes tipos de plantas, de las cuales cerca de mil
son originarias únicamente de esta zona. Mientras, en la poblana-oaxaqueña se encuentran de dos mil 800 a tres mil grupos y su exclusividad es del
orden del 20 ó 25 por ciento.

La creencia errónea de que los desiertos no tienen importancia para la producción nacional es la razón por la que son considerados zonas
potenciales, para almacenar residuos tóxicos o sólidos.

Ejemplos clásicos de la utilización de las plantas de los ecosistemas áridos son la jojoba, oriunda de Baja California; el guayule, que crece
principalmente en el desierto chihuahuense y por mucho tiempo se utilizó para obtener hule; o el caso de los frutos exóticos de los cactus
columnares, como las pitahayas, que son altamente cotizadas en los mercados mundiales.

“Tenemos que generar la tecnología y las formas de propagación de plantas para desarrollar industrias locales que tengan un impacto internacional,
y eso significa resolver múltiples problemas como evitar el tráfico de plantas exclusivas del país”, declaró.

Fauna y recursos minerales

En los ecosistemas desérticos existe al menos una especie de cada uno de los grupos de todos los animales conocidos en la tierra como: venados,
borregos cimarrones, pumas, gato montés y diversos tipos de reptiles, de los cuales muchas especies son endémicas.

Valiente-Banuet aseguró que los desiertos más importantes y con mayor diversidad de fauna en América están en México. Por ejemplo, la zona
poblana-oaxaqueña tiene alrededor de 150 especies de aves y aproximadamente 38 de murciélagos. “Las áridas son también importantes en
acumulación de plata, oro y uranio, entre otros minerales”.

Actualmente existe un mayor número de personas dedicadas al análisis de este tipo de ecosistemas. Los gobiernos de los estados se han
involucrado en su desarrollo. Un ejemplo es el Museo del Desierto, que se encuentra en Coahuila, considerado uno de los mejores del mundo.
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