Boletin:       UNAM-2000/437    

Lugar:         Ciudad Universitaria

Fecha:         Sábado, 29 de Julio de 2000

 

LA PARTICIPACIÓN DE LA CENTRAL DE ABASTO EN EL MERCADO NACIONAL, EN RIESGO

 

·       Indispensable un proceso de modernización de sus negocios

 

La Central de Abasto de la ciudad de México -uno de los puntos de negocios más importantes del país, por los cuatro mil 300 millones de dólares que mueve al año- enfrenta serios problemas que ponen en riesgo su participación en el mercado y que pueden trastocar los vínculos con los canales de abasto popular del país.

 

Gerardo Torres Salcido, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, explicó que uno de los principales problemas de este centro de abasto es que no ha consolidado una política de modernización de sus negocios, los cuales aún funcionan de manera artesanal y tradicional, en el que las relaciones personales, los contactos y la intuición son fundamentales para las transacciones.

 

Otro problema, agregó, es que en ella se actúa sin control de calidad en los productos y sin normas específicas; además, no existe conciencia de los cambios impulsados por la mundialización en el mercado de alimentos, y ello se convierte en un obstáculo para realizar alianzas estratégicas o de vinculación entre los agentes de la producción, el comercio y el consumo.

 

El investigador dijo que frente al desarrollo de las cadenas comerciales -con influencia global y con capacidad para intervenir en los procesos de producción, empaque, transporte y acopio-, el futuro de las centrales de abasto parece estar destinado a servir a un mercado segmentado, una de cuyas partes está determinada por la pobreza y la desigualdad. Es decir, agregó, "un mercado en el que la ausencia de normas de calidad y de controles sanitarios en los procesos de recolección, empacado y acopio de los productos, se traducen en mermas y en problemas de salud pública".

 

Gerardo Torres reconoció que en las condiciones de pobreza de la mayor parte de la población mexicana, es posible que las centrales sobrevivan, por mucho tiempo más, como proveedoras de la población de bajos recursos, aunque eso no es seguro del todo, ya que las grandes tiendas al menudeo muestran mayor penetración en esos sectores de la población.

 

Explicó que el conocimiento de los retos que enfrenta la comercialización de frutas, verduras y víveres en las grandes ciudades del país con el proceso de globalización y sus efectos sobre los mecanismos de abasto de alimentos es fundamental para propiciar el mayor acceso, mejor calidad, así como para preservar márgenes razonables de seguridad alimentaria.

 

Además -añadió- quienes suministran los productos a la Central de Abasto deben tomar en cuenta el perfil del consumidor y, mediante un compromiso social, implementar políticas de modernización que permitan reducir costos para que los hogares pobres disminuyan el gasto alimentario  y tengan acceso a alimentos de calidad.

 

No obstante, eso no será posible sin políticas de modernización que tengan como ejes la generación de información, el desarrollo de sistemas racionales de contabilidad, la profesionalización del servicio público y formas de gestión social basados en la descentralización y la generación de políticas de equidad al interior de la propia central.

 

Competencia, reto de la central de abasto

 

El investigador del CEIICH comentó que uno de los retos de los mayoristas de la Central de Abasto en los próximos años es cómo enfrentar la competencia que representarán los nuevos agentes comerciales, ligados a los mercados globales.

 

Advirtió que pese a la eficiencia mostrada en el comercio de frutas, verduras y abarrotes para abastecer a la ciudad, no es seguro que lo siga haciendo por muchos años. "Sus vínculos con productores y su capacidad para distribuir los insumos a través de los canales populares de abasto han dependido de tratos más bien convencionales y del conocimiento empírico de la situación nacional".

 

Sin embargo, Torres Salcido aseveró que la competencia puede obligar a la modernización (para la que mayoristas y medio mayoristas pueden no estar preparados), la cual debe reflejarse en la selección de productos, el establecimiento de normas de calidad y nuevas exigencias en empaque, transportación y almacenamiento en condiciones de inocuidad; así como la inversión en infraestructura e informática para tener acceso a las condiciones de los mercados mundiales.

 

Indicó que estas condiciones parecen difíciles de cumplir por los comerciantes, frente al reto de la entrada de capitales, por lo que deben apuntalarse por políticas de corte federal y local que orienten y regulen esa modernización, establezcan créditos impulsores de la integración de los procesos y la capacitación de los agentes de la cadena; pero, sobre todo, que propicien alianzas entre mayoristas y minoristas, además con agentes de los canales populares de abasto, para que los alimentos de calidad lleguen a los grupos populares.

 

La Central de Abasto es el mercado al mayoreo más grande de México y uno de los más grandes en el mundo, cuenta con más de dos millones de metros cuadrados construidos, mil 445 locales y dos mil 182 bodegas, con capacidad para 155 mil toneladas. Maneja, en promedio, casi 20 mil toneladas diarias que se desplazan en mil 752 vehículos, y se estima que en ella laboran 70 mil personas.

 

Su influencia para el abastecimiento alimentario no sólo abarca a la zona metropolitana de la ciudad de México, sino a diversas ciudades de la República Mexicana.

 

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