Boletin:       UNAM-2000/420    

Lugar:         Ciudad Universitaria

Fecha:         Jueves, 20 de Julio de 2000

 

LA AUTONOMÍA NO DEBE SER REFUGIO DE FUERZAS QUE NO PUEDEN CRECER EN LA SOCIEDAD

 

 

En el Congreso Universitario todos los sectores de la UNAM deberán estar “democráticamente representados”. Sus integrantes tendrán que ser electos por sus respectivas comunidades de acuerdo a una proporcionalidad que aumente la participación de estudiantes, profesores e investigadores, consideró el politólogo del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), Roger Bartra.

 

Durante su participación en la decimotercera mesa del Encuentro de Especialistas en Educación Superior, realizado en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CIICH), el investigador demandó ampliar la representatividad del Consejo Universitario y fortalecer las instancias de coordinación académica.

 

Si la Universidad Nacional quiere sobrevivir con ese nombre, deberá fundar los cambios en contenidos que auspicien el más alto nivel intelectual y académico y, para ello, es necesario equilibrar y distribuir las fuerzas y los recursos, subrayó.

 

Al explicar las nuevas alternativas y tendencias que deberá seguir la Universidad, Roger Bartra señaló que “para vislumbrar el futuro universitario debemos abandonar las proyecciones de una academia autoritaria masificada, cuyo ciclo terminó con la más grave crisis por la que haya atravesado la UNAM y que la paralizó durante 10 meses”.

 

El también colaborador del CIICH en la coordinación del programa Mitos, mitologías y mitografías, aseguró que la función principal de la autonomía no es la de preservar un territorio para alojar y alimentar ahí las fuerzas que en la sociedad no pueden crecer y desarrollarse.

 

Si la sociedad comienza a ser más dinámica y creativa que la Universidad, la autonomía puede convertirse en una barrera que conserve a la Universidad como un reservorio de viejas prácticas políticas ya marchitas.

 

Hoy en día la profunda crisis nos obliga a plantear la necesidad de buscar formas flexibles que doten al tejido universitario de una plasticidad que permita que la administración se adapte a las nuevas ideas, a las innovaciones tecnológicas y científicas”, concluyó.

 

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