Boletin:       UNAM-2000/364    

Lugar:         Ciudad Universitaria

Fecha:         Viernes, 30 de Junio de 2000

 

LA UNIVERSIDAD, OBLIGADA A REDEFINIR SU MISIÓN, A MODERNIZAR SUS ESTRUCTURAS Y ASUMIR NUEVAS RESPONSABILIDADES:

JUAN RAMÓN DE LA FUENTE

 

·       · La Universidad “Ricardo Palma” de Perú, lo distinguió con el Doctorado Honoris Causa

 

·       · La distinción, “por su importante trayectoria académico-profesional, su extensa obra publicada y su producción intelectual”

 

·       · Si prevalece la ley del mercado, la educación puede desnaturalizarse, advierte

 

Al recibir hoy la distinción académica de Doctor Honoris Causa, de parte de la Universidad “Ricardo Palma”, de Lima, Perú, el rector Juan Ramón de la Fuente aseveró que “hoy, la Universidad está llamada a mantener su liderazgo de generación y transmisión del conocimiento”, pero aclaró que “para ello tendrá que redefinir su misión, modernizar sus estructuras y asumir nuevas responsabilidades”.

 

Indicó que, en el mundo, “el problema es que donde prevalezca la ley del mercado, la educación corre el riesgo de desnaturalizarse, porque el mercado –subrayó-- no es precisamente sensible a las aspiraciones sociales de los países ni es necesariamente solidario con sus mejores causas”.

 

En su mensaje, tuvo como marco la ceremonia en la que se le confirió el reconocimiento “por su importante trayectoria académico-profesional, su extensa obra publicada y su producción intelectual”, De la Fuente reconoció que la Universidad no puede sustraerse a las leyes del mercado, aunque señaló que “sí puede, y debe, coadyuvar a modularlas.

 

“No hay duda –enfatizó--: la Universidad ha sabido adaptarse a los cambios, en buena medida porque muchos de ellos los han generado las propias universidades”.

 

Juan Ramón de la Fuente comentó que “si lo esencial en la política es dar respuestas a los problemas de la sociedad, hoy, más que nunca, en nuestros países, la política debe centrar su mirada en la educación para encontrar soluciones a estos problemas y tratar de sacar el mejor partido, tanto de la globalización como de la revolución tecnológica.

 

“Como premisa, considero necesario replantear la necesidad de evitar que esas leyes del mercado se instalen de lleno en el sistema educativo. Si eso ocurre –advirtió el rector— la educación acabará convirtiéndose en una industria y dejará de ser el principal crisol donde se forja la identidad de cada nación”.

 

Ante la comunidad académica de esa reconocida institución limeña, el rector de la Universidad Nacional admitió que el asunto es de tanta complejidad como trascendencia: “Hay una demanda creciente por parte de la sociedad por educarse cada vez mejor, en tanto que los estudios duran cada vez más y son cada día más costosos.

 

“Para limitar esos costos, algunos países han empezado a reducir su oferta educativa; otros confían al mercado la tarea de hallar los recursos necesarios para financiarla. Algunas instituciones de educación se han convertido más en empresas que ofertan sus servicios, que en instituciones que forman recursos humanos, generan conocimientos y difunden la cultura”, dijo.

 

Manifestó también que hoy en día, la verdadera competencia para la Universidad radica en los sistemas de tele-enseñanza y autoeducación, que van creciendo en muchos casos en forma paralela a la institución universitaria. Por eso, apuntó, la Universidad debe mantenerse a la vanguardia de la tecnología educativa y, al mismo tiempo, fortalecer los principios filosóficos y sociales que le han dado sustento y razón de ser.

 

“Y la clave –precisó el rector de la UNAM— radica en revalorar la función docente. Debemos plantearnos cómo debe entenderse el trabajo de enseñar, formar y educar, de cara a la globalización que enfrenta la sociedad del conocimiento”.

 

Destacó que educar es mucho más que proporcionar información y transmitir contenidos epistemológicos. “Educar –afirmó— es formar  personalidades, constituir a los sujetos éticos y políticos que habrán de asimilar y dirigir todo un orden cultural y moral en el que los conocimientos adquiridos en la Universidad, tengan una pertinencia y un sentido.

 

“Educar –insistió-- es forjar seres humanos libres, sensibles, autónomos, críticos y creativos, comprometidos con la comunidad a la que pertenecen, aptos para el ejercicio consciente de la democracia, así como para enriquecer y dar continuidad a la tradición cultural en la que están inmersos.

 

“Esto es lo que han hecho los verdaderos maestros de todos los tiempos en las universidades, y en ello estriba la posibilidad misma de que lo más genuinamente humano –todas las creaciones culturales conocidas a lo largo de la historia lo son—continúe latiendo con fuerza, con plena vitalidad, abriéndose paso en el futuro”.

 

Resaltó que “ese componente humano de la educación no puede ser asumido por la tecnología”, por lo que advirtió: “Hoy más que nunca, está en manos de las universidades la grave responsabilidad de conjurar la amenaza de que la era del conocimiento revierta a una nueva edad oscura, caracterizada por las falsas creencias, las idolatrías más absurdas, los fundamentalismos tecnológicos, las nuevas desigualdades, los hechos de violencia inusitados por sus magnitudes y la destrucción ecológica.

 

“Todo ello –concluyó—por falta de una verdadera educación con profundas raíces humanistas”.

 

De la Fuente viajó, desde el pasado miércoles, a la capital peruana para recibir el galardón con que lo distinguió la institución, el cual le fue entregado como parte de las actividades para festejar el XXXI aniversario de la Universidad, evento en el que también se inauguró el Pabellón de México, instalado en la V Feria Internacional del Libro, Lima 2000.

 

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