Boletin:          UNAM-2000/297

Lugar: Ciudad Universitaria

Fecha: Domingo, 04 de Junio de 2000

 

VENTAJAS FICTICIAS CON EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON LA UNION EUROPEA

 

 

Detrás del esquema de desgravación arancelaria previsto en el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, que brinda un trato a primera vista equitativo a los productos agrícolas mexicanos y europeos, existen diferencias entre ambos mercados que afectan los posibles beneficios que pudiera obtener México de sus exportaciones, aseguró Javier de Jesús Aguilar Gómez, profesor de economía agrícola de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

 

Durante la conferencia “El sector agrícola en el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea”, dictada en el aula Jesús Silva Herzog de la FE, el catedrático explicó que los productos que exportará Europa poseen un alto valor agregado en comparación con los que importará de México, lo cual implica un beneficio desigual para ambas partes, pues las mercancías mexicanas de exportación tienen muy poco valor agregado, creándose así una igualdad ficticia.

 

Asimismo, destacó, la producción agrícola mexicana destinada a la exportación consiste principalmente en productos no elaborados, frente a los ya transformados que se importan de Europa y que tienen una mayor durabilidad, lo que sitúa a México en una posición desventajosa para colocar sus productos en ese mercado.

 

Aguilar Gómez puso como ejemplo el caso del aguacate, del que México es el principal productor a nivel mundial, pero que dados los altos costos de comercialización, su situación como exportador es inferior a la de otras naciones como Israel, que en el mismo rubro tiene costos diez veces menores para colocar ese producto en el mercado europeo. El reciente incremento en las exportaciones de aguacate mexicano hacia Europa, agregó, se debió a los periodos de sequía que enfrentó Israel y no a mejoras en el sistema mexicano para comercializar este producto.

 

En otro orden, precisó, México es creador de una gran variedad de productos pero no ha logrado desarrollar una industria eficiente para transformarlos, lo cual le ha impedido competir frente a productores de otras naciones. En este contexto, el sector agrícola de México se encuentra en una posición notoriamente desfavorable frente Francia, que es el primer exportador de productos transformados del campo, puntualizó.

 

Por su parte, Ricardo Buzo de la Peña, catedrático de economía internacional de la FE, habló de la falta de visión que se tuvo en México al negociar este acuerdo comercial, en el que se consideró un éxito el equilibrio en los plazos de desgravación de mercancías, cuando el objetivo era buscar una posición competitiva frente a un mercado como el europeo, que consume productos agrícolas elaborados en su mayoría en esa misma región.

 

Esta miopía, aseguró, genera incógnitas y preocupaciones cuando se menciona la intención de negociar en el futuro un tratado comercial de características similares con Japón.

 

La situación hubiera sido diferente, explicó, si las negociaciones con Europa se hubieran desarrollado junto con los socios de México en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Estados Unidos y Canadá, lo cual no era posible, sin embargo, dadas las grandes diferencias en las economías de los tres países signatarios del TLCAN.

 

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