Boletin:          UNAM-2000/296

Lugar: Ciudad Universitaria

Fecha: Domingo, 04 de Junio de 2000

 

URGENTE RACIONALIZAR Y APLICAR MEDIDAS PARA APROVECHAR MEJOR EL AGUA: INVESTIGADORES DE LA UNAM

 

 

Revertir la tendencia de escasez de agua en la ciudad de México implica un gran esfuerzo tecnológico y económico, proceso que nos podría llevar de 20 a 30 años, por lo que se tendrá que racionalizar y aplicar las medidas para darle un mejor uso.

 

Así lo establecieron Ana Elisa Silva, jefa del departamento de Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ingeniería (FI), y Pedro Martínez Pereda, del Instituto de Geología de la UNAM, al señalar que ante la creciente demanda de agua y la disminución de los niveles del manto acuífero, desde hace varios años “comenzamos a importarlo de la cuenca del río Lerma, del lago de Chalco y recientemente del río Cutzamala.

 

Esto, advirtieron, obliga a realizar un esfuerzo caro, ya que, ejemplificaron, traer un metro cúbico de agua del Cutzamala cuesta 8 pesos, mientras que la tarifa que paga la población, por el mismo volumen, es de 10 centavos.

 

Los investigadores universitarios coincidieron en que el subsidio tiene una importancia social insoslayable, pero ha limitado la capacidad del gobierno del Distrito Federal para ampliar el sistema y proteger el suministro de agua.

 

En entrevistas por separado, reconocieron que las medidas implementadas por las autoridades capitalinas como el cobro de agua por tarifa, que implica pagar más entre más metros cúbicos se consuman, han tenido un impacto positivo en el ahorro de agua.

 

Al respecto, expusieron que el problema de sobre explotación del manto acuífero, que abastece el 72 por ciento de agua para la ciudad de México, se debe a que “se extrae más agua de la que se almacena con el rellenado, y por el aumento de la población, las zonas de recarga natural disminuye, por lo que el riesgo es: “nos encontramos en vías de agotarlo”.

 

Es necesario generar la cultura de conciencia del valor del agua, por lo que propusieron a las autoridades del Distrito Federal la construcción de dos drenajes en edificios multifamiliares, lo que implicará el ahorro de más de 50 por ciento en el consumo de agua potable en viviendas, ya que “se podría separar el agua contaminada con detergente, de la infectada por gérmenes; con lo que, después de su tratamiento, la primera se reutilizaría para los excusados, mientras que el agua contaminada con patógenos se puede destinar al riego de los jardines”.

 

Este proceso es viable, estiman los académicos, además de que contribuiría a solucionar otros problemas, como por ejemplo “muchos proyectos de construcción de unidades habitacionales están detenidos por la falta de agua para abastecerlas”.

 

Los investigadores de la FI y del IG comentaron que desde hace dos años, en la División de Posgrado de la Facultad de Ingeniería, se creó una planta portátil para el tratamiento de aguas contaminadas para el consumo humano en casos de emergencia, sin embargo el proyecto “no ha tenido la debida utilización por falta de financiamiento”.

 

A partir de 1930, dijeron, se inició la sobreexplotación del manto acuífero, lo que provocó la escasez latente de agua y el deterioro de su calidad, como consecuencia de la declinación de los niveles de agua, el hundimiento del terreno en una parte importante de la Zona Metropolitana del Valle de México, así como el aumento de la vulnerabilidad del acuífero a la contaminación.

 

Ismael Herrera Revilla, Investigador Emérito del Instituto de Geofísica de la UNAM, estima que por el gran volumen de agua almacenado en el acuífero seguramente no se agotará pronto, pero es importante saber que cada vez es más necesario extraer el agua a mayores profundidades, lo que disminuye su calidad.

 

El agua que se extrae de las profundidades está expuesta a la contaminación por hierro y manganeso, “lo que le da un color y olor turbios, que si bien no causan daño a la salud de la población, sí generan su rechazo”.

 

La calidad del agua de la ciudad de México

 

Herrera Revilla afirma que existen problemas de salud pública que resultan de la contaminación del agua, como es el caso de la diarrea aguda, una de las causas principales de mortalidad infantil en el área metropolitana. Por eso, “el tratamiento de las aguas residuales, antes de eliminarlas, tiene alta prioridad.

 

“Es importante señalar que es más económico prevenir que remediar. Una vez que una fuente de agua subterránea se ha contaminado, es muy difícil restaurarla y frecuentemente imposible”.

 

Los tiraderos de desperdicios sin protección, los drenajes en malas condiciones, el agua doméstica e industrial de desecho eliminada sin tratamientoalguno; los desarrollos urbanos sin instalaciones sanitarias adecuadas –especialmente cuando se encuentran en zonas de recarga del acuífero-, y los materiales peligrosos, constituyen amenazas permanentes de contaminación del agua, especialmente, la que se encuentra en el acuífero.

 

Si el subsuelo se contamina, lo que en cierta medida es inevitable, es urgente determinar dónde y con qué rapidez. Por eso es indispensable contar y aplicar programas de observación y mapeo de las áreas vulnerables.

 

El especialista comenta que es urgente realizar investigaciones para determinar el origen de los problemas: en el sistema de distribución del agua, las tuberías, las condiciones de las viviendas, los barrios, etcétera.

 

En tanto, el agua residual no tratada que se utiliza para el riego de algunos cultivos de hortalizas, ha sido la portadora de gérmenes que ocasionan enfermedades gastrointestinales como cólera, salmonela, tifoidea, hepatitis, amibas y lombrices intestinales, indicó Ana Elisa Silva, quien afirma que el agua residual tratada debidamente se puede utilizar de manera segura. “En México, se tienen 50 años de experiencia en el tratamiento de aguas residuales”.

 

El doctor Pedro Martínez Pereda, agrega, por su parte, que incluso el tratamiento de aguas residuales para el consumo humano es técnicamente posible, aunque costoso. “En Inglaterra ya se hace, pero la principal limitante para su uso ha sido el rechazo social, pues psicológicamente utilizar agua tratada para su consumo es inaceptable”.Alternativas ante la escasez de agua en el Distrito Federal

 

Los niveles del acuífero de la Ciudad de México, que a principios de siglo se encontraban a escasa profundidad, han descendido hasta alcanzar profundidades de 40 metros en el centro Del Valle de México y de más de 100 metros en las estribaciones de las sierras que lo rodean.

 

Ismael Herrera Revilla manifestó que a pesar de las medidas correctivas emprendidas, continúa la declinación de los niveles de agua, “en la ciudad de México, descienden 0.9 metros por año; específicamente en la zona de Tláhuac es de 1.2 metros anuales”.

 

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