Boletin:          UNAM-2000/294

Lugar: Ciudad Universitaria

Fecha: Sábado, 03 de Junio de 2000

 

AJUSTAR RÉGIMEN FISCAL DE PEMEX PARA NO PRIVATIZARLO, PROPONEN INVESTIGADORES DE LA UNAM

 

 

Un ajuste al régimen fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex) permitiría diferir o eliminar definitivamente la alternativa de privatizar dicho organismo, afirmó el catedrático Benjamín García Páez al presentar su ponencia sobre el nuevo esquema tributario para la paraestatal, en el marco del Seminario de Economía Petrolera que se realiza en la División de Posgrado de la Facultad de Economía, de la UNAM.

 

El catedrático explicó que con esta propuesta “intentamos ir más allá de lo ya planteado, incluso, por las propias autoridades del sector energético y por muchos analistas en torno a la necesidad de una revisión del régimen fiscal de Pemex”.

 

Apuntó que el aplazamiento de la deseable reforma fiscal y la no distinción entre las fases extractiva y operativa en la industria petrolera mexicana, han conducido a la aplicación de una masa impositiva gravosa, conceptualmente insostenible y que opera como un costo fijo creciente para Pemex.

 

En el Seminario de Economía Petrolera los especialistas dijeron que nuestro país requiere una transición en la cultura fiscal que comprenda un tratamiento diferenciado para las áreas de exploración y producción de Pemex, las cuales concentran la mayor aportación a los ingresos del gobierno federal en el ramo petrolero.

 

Por ello, el especialista universitario comentó que por lo general se plantea la necesidad de hacer cambios al régimen fiscal de Pemex como una de las medidas tendentes a proporcionarle mayor autonomía presupuestal. Esto, añadió, constituye un reclamo legítimo, pero se requiere avanzar en las características generales que tendría el nuevo mecanismo mediante el cual esa entidad cumpliría con sus obligaciones tributarias.

 

Entre los aspectos para un nuevo régimen tributario de Pemex los especialistas proponen, entre otros rubros, un Anticipo sobre el Impuesto al Ingreso Petrolero (AIIP), mismo que constituiría un flujo efectivo al erario público. Además, su tasa debería ser relativamente baja a fin de garantizar que la empresa disponga de los fondos suficientes para cumplir con sus obligaciones financieras en una etapa temprana de la operación comercial.

 

 

“En consecuencia el AIIP es un gravamen transitorio, acreditable contra el Impuesto sobre Ingresos Petroleros (IIP); la base de su cálculo sería el valor de mercado de hidrocarburos extraídos, una vez que se les haya deducido cierta tolerancia volumétrica autorizada. Por ejemplo, un millón de toneladas métricas”.

 

La propuesta también considera un impuesto corporativo. Al respecto el doctor Benjamín García Páez comentó que éste comenzaría a aplicarse a partir de las operaciones comerciales de la empresa. “Por lo tanto, cualquier gasto a cuenta de los ingresos esperados que se realice antes de instrumentar la función comercial será sujeto a deducibles, el gasto de capital incurrido antes del inicio de la operación comercial no califique para deducción”.

 

Por otra parte, destacó que la nueva legislación fiscal para Pemex determinaría como gastos deducibles a la exploración más allá de los límites del yacimiento o del territorio acordado; la perforación de pozo de exploración; la delineación de los pozos a fin de evaluar la extensión, fertilidad y características del yacimiento; las instalaciones para el tratamiento inicial del crudo y su almacenaje, así como el cierre de pozos.

 

También deben considerarse como deducibles de impuestos los costos del servicio médico, la provisión de infraestructura cultural y recreativa a los trabajadores; el reclutamiento, capacitación y desarrollo del personal y, los gastos por servicios profesionales externos en materia jurídica y de contabilidad.

 

García Páez, refirió que el régimen fiscal de Pemex tendría que ser sustancialmente diferente al actual, pues éste “prioriza temerariamente el aspecto recaudatorio por sobre los requerimientos operativos de la empresa, y ha devenido en una complicada fórmula anual preestablecida que no discrimina los diferentes aspectos operativos de la empresa para determinar la base de las diversas tasas impositivas”.

 

Tampoco reconoce diferenciales de productividad de las zonas en que se subdividen en México la producción petrolera, ni prevé reservas técnicas para cubrir otros conceptos que garanticen la capacidad financiera de la empresa para el logro del óptimo técnico y económico, añadió García Páez.

 

“Como en muchos otros renglones, la injusta relación con las autoridades hacendarias y gubernamentales destruye el valor económico a largo plazo, al someter a una fuerte astringencia financiera para que la empresa detone proyectos de inversión integrales, estratégicos y operacionales que al privarla de recibir las señales correctas para optimizar las operaciones de la empresa y de generar los incentivos necesarios para que ésta opere con eficiencia”.

 

Indicó que un nuevo esquema fiscal para Pemex haría operativamente viable a la paraestatal y prevería que tanto la empresa como el país en su

 

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