Boletín:119

Lugar: Ciudad Universitaria

Fecha: Martes, 21 de Marzo de 2000

 

BIOMEDICAS ESTUDIA AL GRUPO INTEGRADO POR 12 VARONES ADULTOS DENOMINADO "COHORTE" DE LA CIUDAD DE MEXICO INFECTADOS CON SIDA

 

·        El SIDA es la tercera causa de muerte en México, entre jóvenes de 20 a 40 años.

 

La UNAM estudia a un grupo de 12 varones adultos, llamado la Cohorte de la Ciudad de México, con el proósito de enfrentar, con mejores herramientas, el problema de salud más impactante de los últimos 20 años: el Sindrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).

 

El objetivo del Instituto de Investigaciones Biomédias (IIB) de la UNAM es estudiar a este grupo de pacientes, que no han recibido ningún tratamiento antes de los diez años de ocurrida la infección, para observar si esos virus tienen alguna característica especial que haga que les cause menos daño.

 

La maestra Carmen Soler, investigadora del IIB. Informó que este proyecto forma parte de los esfuerzos internacionales que se vienen implementando para desarrollar una vacuna. "Hay algunas pruebas, ya en humanos, pero no hay los avances que hubiéramos querido".

 

¿Por qué es esto?, se pregunta la maestra Soler, y responde: porque el virus es sumamente complejo. Biológicamente no tenemos la respuesta, todavía no sabemos qué vacuna va a funcionar, y ahí es donde se hacen muy importantes los grupos básicos de investigación como el de la UNAM.

 

 

"Por supuesto que algún día se logrará ganarle la batalla al SIDA. Tiene particularidades, pero la inteligencia la tenemos nosotros. No sé cuánto nos costará, pero lo haremos", dijo la maestra Soler.

 

Informó que para darse una idea de su imprtancia en México, el SIDA es la tercera causa de muerte en jóvenes de 20 a 40 años, después de accidentes, homicidios y muertes violentas.

 

"Estamos muy preocupados por la violencia; pero también debemos preocuparnos por el VIH SIDA en el ámbito nacional. Es el problema de salud más impactante sobre una enfermedad en la que el hombre se infecta con VIH y se muere de SIDA" agregó.

 

Por ello, declaró Soler, tenemos, tenemos que seguir estudiando al virus para entender por dónde se le puede inducir una vacuna que realmente tenga un nivel de protección adecuado.

 

Al referirse a las interrogantes de por qué personas infectadas con el virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) viven varios años sin que se presente la enfermedad y por qué otras enferman de manera servera, la investigadora del laboratorio de Retrovirus humanos, unidad periférica del Departamento de Medicina de Biomédicas, manifestó que buena parte du su investigación está dedicada al seguimiento de pacientes infectados, de manera que puedan entenderse los mecanismos de patogenicidad que hacen que ciertos individuos estén más protegidos que otros, luego del mismo número de años de haber adquirido la infección.

 

A estos pacientes se les practica un monitoreo para saber cómo va progresando la infección (cantidad de linfocitos CD4, así como carga viral en plasma, que permiten conocer de manera indirecta los patrones de replicación del virus).

 

Dentro de la cohorte se encontraron patrones muy diferentes, entre ellos, los denominados no progresores a largo plazo, es decir, que tiene muchos años de infección y poco daño del sistema inmune. "Este era uno de los casos más interesantes de estudiar para entender los mecanismos de patogenicidad del virus", comentó Soler.

 

Decidimos trabajr primordialmente la región del genoma del virus que es la reguladora denominada LTR (Long Terminal Repeat), que se encuentra en los dos extremos del genoma en donde se localizan secuencias que le permiten al virus responder a factores celulares que lo activan o lo inhiben en su crecimiento, es decir, permiten controlar la expresión del virus, agregó.

 

El estudio de los factoes de patogenicidad es una de las tres grandes áreas de investigación que lleva a cabo la doctora Soler, junto con la transmisión materno infantil del VIH y epidomiología molecuar en la epidemia en México, que le han permitido a la UNAM situarse a la vanguardia en este tipo de trabajos.

 

Mi mayor experiencia, abundó, ha sido constituir un grupo fuerte de cuatro o cinco estudiantes del doctorado en el parea del VIH que antes no existía. Tenemos un grupo que está impactando en casi todo el país, y esto tiene un impacto en la calidad del diagnóstico que se hace globalmente. Que quede claro que esta epidemia es el principal problema de salud mundial y que todos los países necesitamos especialistas en este campo".

 

Como Universidad Nacional, dijo Soler, este es uno de los logros más importantes. Su contribución a la búsqueda de una solución a un problema clave de salud, su participación en publicaciones de reconocido prestigio internacional, como Aids Research an Human Retroviruses, que es leída por personas que están haciendo trabajo molecular en VIH, así como su impacto en la salud de la población.

 

La especialista en VIH desde 1987, destacó que la idea es seguir fortaleciendo cada vez más esas áreas para tener e lo socesivo un impacto mayor en posibles propuestas de soluciones en la producción de vacunas y en publicaciones básicas que ayuden al conocimiento con información nueva, que auxilie en términos generales al desarrollo de la ciencia.

 

Al hablar de los pasos que debe seguir la UNAM para continuar con este tipo de investigaciones, Soler dijo que esta casa de estudios ha venido desarrollando un gran número de áreas.

 

 

Aunque lo más importante -añadió-, es conseguir que el grupo se mantenga a lo largo de los años, que forme nuevos grupos, ya sea en la UNAM o en otras instituciones, y trabaje en lo que haga flata para combatir esta epidemia, que está muy subestimada en México.

 

El primer caso de SIDA se conoció en 1982, que es cuando se define la nueva enfermedad. Antes de ese año, comenzaron a presentarse casos en Estados Unidos, donde hay un buen sistema de vigilancia epidemiológica, llamaron la atención porque algunos pacientes presentaban características comunes, y así fue como se difinió por primera vez el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.

 

Un año después se conoció al virus que ocasionaba ese síndrome. Al año siguiente ya estaban en el mercado los primeros estuches de diagnóstico.

 

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